Ya nadie se acuerda de estos discos. 666 ha quedado como un recuerdo del pasado para cuatro nostálgicos ("metalpacos") como nosotros, que comprábamos casetes en las gasolineras y follábamos en los coches de nuestros viejos. Nos escapábamos los sábados por la noche con 2.000 ptas en el bolsillo pensando que llevábamos una fortuna, pero lo cierto es que esas pelas duraban muy poco. Lo que no paraban de durar eran esas composiciones de este 666, que muchos calificaron de ñoñas y blandengues, pero que a mí me acompañaron durante mis años más golfos y salvajes... Los Angeles del Infierno marcando 666: por favor, ¿se puede poner el diablo..? está dando por detrás...
Los Angeles en 1988 |
Yo nunca tuve esa sensación. Ellos decían que todo marchaba bien. Que no había de qué preocuparse, que ahora eran felices, y que les sobraba el dinero. Decían que eran complacientes, sonrientes y que no habían olvidado de enseñar los dientes.
Pero lo cierto, es que las cosas no iban bien. Después de este disco Juan Gallardo y Robert Álvarez, se lo juagaron todo a cara o cruz, y salió cruz. Cambiaron el 666 por el 317, y ahí no cogía ni dios. Trataron de buscar refugio en sus calles de su barrio. Pero esas calles estaban vacías, los fans se habían pirado. Eran unos desconocidos...
¿Qué fue lo que les pasó?. Si ahora todo era más fácil y divertido. 666 era un disco más desenfadado y cachondo. Tiene que ser muy aburrido estar hablando siempre del demonio y de los peligros de la noche. Pero, a los fans eso les da igual, si no es demoníaco no es heavy y, si no es heavy, no les gusta. Por mucho que digan que 666 es una mierda, a mi me sigue pareciendo un buen disco.
Producción internacional a cargo de un primerizo, pero competente, Mark Dearnley (Krokus), y una comunión musical perfecta entre letra y música. Un álbum bromista pero para nada frívolo, que nos regaló 10 disparos, llenos de ironía y directos a la fiesta y al despelote. Verso/estribillo/coros y, otra vez, verso/estribillo/coros... lo suficiente para desfasar y pasarlo de puta madre. Construcciones básicas pero efectivas, salidas de esa dupla explosiva: Gallardo/Álvarez, haciendo un dúo demoledor, hacedores de grandes ritmos y estribillos.
Los Angeles querían mostrarse más amables y, por qué no, buscar un salto a gran escala internacional ¿El mercado USA? Pues sí, cuál era el problema. La banda había tocado techo con esos poderosos: Pacto con el Diablo y Diabolicca, pero llegaba la hora de tratar salir de ese nicho. Joven para morir fue un buen aperitivo, avanzadilla de un disco transición/bisagra para prepararnos a un cambio de ciclo en la música heavy que ellos ya se lo olían desde hace tiempo.
666 cerraba una etapa, para abrir otra más guasona y simple. Un heavy/hard desenfado y burlón, de golpe directo, para colarse en las frecuencias moduladas (40 principales, por ejemplo). Parece fácil hacerlo, digo, ese tipo de temas, pero son los más difíciles. Y más, cantados en el idioma de Cervantes, que todavía lo complicaba todo mucho más.
Recuerdo ir con mi primera novieta, y lo que más me gustaba era poner la de: "Dando por detrás" (hay que empezar los discos por el principio). Algún mal pensado, para criticar el disco, decía que si era un corte homosexual. Pero mi chavala, de aquella, que era muy lista, sabía muy bien por dónde iban los tiros. Imaginaros ir en un Citröen BX, con una tipa al lado, y sonando a todo trapo: te siguen dando por detrás...
De ahí, pasábamos a la de: "Estamos todos Locos", una de las mejores, que tardé mucho en saber que era una versión en castellano del tema de los Slade, el clásico: "Mama, We're All Crazy Now". De aquella no me fijaba en estas cosas, si eran originales, versiones o lo que fueran. Lo cierto es que me flipaba mucho este corte. Una tema perfecto, que se enrollaba como una persiana...
Edición en casete, México, 1988 |
666 era un disco que te daba muy buen rollo y te despertaba las ganas de fiesta. Cuidado, que no es poca cosa. El problema es que nos metíamos en los albores de los 90 y, ya sabéis lo que pasó. Era 1988, año de dudas y lleno de encrucijadas, donde era fácil perderse y no coger el camino correcto. Al otro lado del charco, el glam todavía tenían tirón y, posiblemente, quisieron seguir la estela de unos Accept que también dudaban... Por la contra, aquí en España, todavía había muchas ganas de desmadre y desfase. Los años de plomo todavía se sentían muy recientes y la gente seguía con el lema del eterno Tierno Galván en el 86: el que no esté colocado, que se coloque...
Ángeles del Infierno, 1988 |
Poco después vino toda la movida grunge, y todo se fue al carajo. Sacarían ese A cara o cruz, del que ya os hablé, que no me parece para nada un mal disco, un trabajo, eso sí, re-adaptativo y de acoplamiento, pero el problema es que en la península estos Angeles cada vez perdían más tirón. Nunca fueron santo de devoción para la parroquia metalera patria. Dicen que nadie es profeta en su tierra, y con estos Angeles lo podemos comprobar. Parece ser que entre ellos no había buen rollo, famosas eran las peleas y broncas entre Gallardo y Robert y, la relación con los de Warner tampoco era la mejor, que el grupo se disolvió y cada uno de ellos tomó caminos diferentes.
Podemos criticarlos mucho, si sonaban mucho a los Judas o, si aquí se equivocaron en demasiado socarrones pero, si algo tenían estos tipos, es que tenían un sonido particular, opuesto a lo que era el típico ruido urbano y castizo español, sobretodo, por la voz de Gallardo, que le daba un toque muy personal y distintivo al grupo. Eran inconfundibles haciendo baladas emotivas y directas. Aquí podéis comprobarlo en esa, "Si tú no estás aquí" (en inglés, sería: If you are not here...) tan llena de azúcar y acaramelada, que fue uno de los temas que más pegó.
Otra de las críticas que sufrieron fue el cambio de imagen que experimentaron. Ya no salían con esas ropas de cuero, ni el Gallardo con la gorra de jefe putero de un local de sadomaso, tan típica de Rob Halford en la cabeza, ni con esas muñequeras de pichos. Ahora parecían una banda más domesticada y formal, y el Gallardo un Tino Casal (grande, DEP) en plan oriental y salido de la serie Kung Fu. Estaba claro que la estética iba acorde con la música, y aquí tocaba cambio de tercio.
Portada disco "A cara o cruz", 1993 |
Dándole la vuelta al disco, de lo mejor de la cara B, me sigue pereciendo esa "No me cuentes problemas". Una de las más heavies y potentes del disco. Con esa facilidad de fundir letra y música. Imposible olvidar ese estribillo: "No, no me cuentes problemas, olvídate de mi..." que tanto canté con mis colegas los sábados por la noche...
"Vives en un cuento" es un un tema fantástico para comprobar esa potencia y agudos de un Juan Gallardo magistral e imperial en este 666. Ya solo nos queda el cierre final con esa diabólica y majestuosa "Donde estabas tú" para finiquitar y daros la paz, en este infravalorado e incomprendido 666 que, prácticamente los despedía de España, para nunca más aparecer por aquí...
Estos de Lasarte lo intentaron, llevar al demonio de la mano y triunfar en los USA (¿cantando en español?), volar más alto, pero no se dio como esperaban. Es cierto que el disco funcionó mejor fuera, especialmente, en Sudamérica, que aquí en España, donde teníamos a los Barón Rojo y Obús, que ya habían tenido sus mejores años, pero que, por alguna razón, habían calado más hondo en el corazón de los jebis, y este 666 no triunfó igual.
Los Ángeles del Infierno siempre fueron harina de otro saco, una apuesta por una imagen más metálica y poderosa, más orientada a un heavy metal internacional. Las comparaciones tan tempranas de los "metalpacos" con los Judas Priest pudo ser una losa demasiado grande que, en su afán por encumbrarlos, los acabaron devorando.
Los Angeles del Infierno, 1988 |
Siempre hemos dicho que lo que fallaba en España eran las producciones tan cutres y la falta de una discográfica con músculo detrás, una multinacional que no tuvieron muchos otros, pero que sí disfrutaron los de Gallardo y Álvarez. La banda emigró de España y se refugiaron en Miami y Latinoamérica, sobretodo, en México, donde eran recibidos como dioses y todavía son unos absolutos ídolos. Parecía que lo tenían todo: un buen cantante, un gran guitarra, imagen y, lo más importante, buenas canciones, pero algo falló... un caso extraño este, nunca quisieron cantar en inglés y el demonio no se lo perdonó, igual el pacto con el diablo expiró o, quizás, intentaron ponerse en contacto con él para renovarlo pero, Satanás no se puso, estaba dando por detrás (les estaba...). Hasta la próxima, amigos.
8/10
PD: Os dejo con el videoclip del tema 666. Más abajo el disco completo.
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