Personas como estas son esa gente anónima y oculta, que no sale en las revistas, pero que sin ellas muchas bandas no serían tan grandes como fueron en este caso los Accept. Para quién no la conozca, fue una parte fundamental en la historia de Accept. Primero mánager del grupo, después letrista, compositora y arreglista de muchas canciones de la banda, diseñadora de algunas de sus portadas, esposa de Wolf Hollmann (de ahí el apellido), y ahora ya, ex-esposa... ideas de vestuario, marketing e infinidad de facetas, que hace unos años, en 2019, anunció que se retiraba de manera definitiva de todo eso. Para recordarla, creo que merece la pena hacerle un pequeño monográfico de todo lo que hizo por la banda. Vamos con: homenaje a Gaby Hoffmann (Deaffy); el quinto Accept en la sombra...
Si os dijeran que todas las letras y parte de la música del Balls to the Wall de Accept fueron escritas por una mujer, igual no os lo creeríais. Pues fijaros, que va a ser que sí, y que podéis creerlo perfectamente. Tras eses Udo, Hoffmann, Baltes y Kaufmann, había un quinto cerebro que ejercía su influencia y que, indudablemente, hizo que esas composiciones alcanzaran otro estatus.
Deaffy (en el centro) |
Yo tengo que reconoceros que algo sabía de esta historia, pero admito que ignoraba que su talento e influencia llegara tan lejos. Ese apodo "Deaffy" que aparecía en los créditos y libretos de los CD, siempre me resultó curioso, pero nunca sospeché (ni me preocupé) de saber que detrás de él hubiera una mujer, siempre hubiera apostado ciegamente porque detrás de ese nick estuviera un hombre. Si tenéis algún elepé por casa (seguro que sí) si sacáis el vinilo (con cuidado), fijaros como pone en el Russian Roullette, por ejemplo, Music and Words by: Accept & Deaffy.
¿Por qué se ocultó tras un alias esta mujer? Aquí es meterse en un jardín complicado. Es claro que hablamos de una banda de metal de los 80 y, supongo, que no era inteligente poner que muchas de las cosas que creaban, detrás de ellas estaba una mujer. No hace falta que os siga contando nada más. Hoy en día no pasaría nada (o mucho menos), pero de aquella, podía repercutir negativamente en la imagen y éxito del grupo. El heavy metal siempre tan machista y misógino, no podía consentir que el protagonismo no fuera para otro que para los cuatro tipejos que salían sobre el escenario.
Ella dice que lo ocultó voluntariamente porque no quería tener ningún tipo de protagonismo y, así, también le daba un halo de misterio al grupo. ¿Quién era Deaffy? Era un seudónimo que lo dejaba todo a la libre especulación. Es cierto, que años después, cuando Accept estaban totalmente consolidados y ya eran unas leyendas (se habían llenado los bolsillos), decidieron desvelar el enigma y destapar quién estaba detrás de ese Deaffy, pero, hasta entonces, era una manera creativa de matar dos pájaros de un tiro.
Son estas historias al otro lado del escenario. En esa trastienda del rock, donde tantos misterios y secretos se esconden, algunos guardados bajo llave, que quedan casi siempre en el absoluto misterio y al margen de lo conocido. Cuando las guitarras se desconectan y las luces se apagan, es cuando empezaba el trabajo de tantos y muchos otros, personajes anónimos, que hacen que estos colosos funcionen y lleguen a lo más alto.
Esta mujer fue el cerebro en la sombra, que se encargó, al principio, de organizar giras, contratos y la logística de una maquinaria como Accept que empezaba a encenderse. Corría 1981 y los germanos empezaban a explotar con su tercer disco, Breaker. Y, es ahí, donde el talento y habilidades de esa mujer empiezan a surgir. Pionera también en ser de las primeras mujeres que se convirtieron en mánager de bandas de metal, suya es reconocida la gestión que permitió a los de Udo y Hoffmann, fueran de teloneros de los Judas Priest por Europa, cuando estos presentaban su polémico Point of Entry.
A partir de aquí, su influencia y rol en la banda empezó a ser cada vez más notorio. No solo hacia labores administrativas o de gestión, también escribía música y letras. De su mente salieron temazos como la de "Neon Nights", que siempre me pone la piel de gallina o la de "Princess of the Dawn", que hoy en día son clásicos absolutos. Ahora puede entender el por qué de estos títulos, como referencias veladas, llenas de simbolismo que emergían de una mente femenina.
Pero lo más sorprendente es que también aportaba ideas para las portadas. Un ejemplo muy bueno surge en su trabajo de 1982, Restless and Wild, el disco que los catapultó como referentes absolutos del speed metal mundial. Clásico inolvidable donde iba esa inmortal "Fast as a Shark" y donde nuestra querida Deaffy dejaría una vez más su mano oculta al sugerir la idea de la portada, donde un fotógrafo alemán había inmortalizado como dos guitarras Gibson Flying V aparecían en llamas, y que ella inmediatamente decidió que fuera de portada del disco, convirtiéndolo en todo un icono del heavy metal de los 80.
Podríamos estar aquí hablando sobre ella horas y horas. Parte de la música y todas las letras del Balls to the Wall, elepé que los consagró como uno de los dioses del heavy metal mundial. Algo parecido sucedió con el siguiente trabajo de 1985, Metal Heart. Igual con Russian Roulette, Eat the Heat, y así sucesivamente... Su influencia es tan enorme en la banda, que sus ideas llegarían en mayor o menor medida hasta 2021 (ya retirada) en el disco Too Mean to Die.
A mí lo que más sorprende de esta mujer, aparte de su talento, es que fue una de las arquitectas del sonido de esta gente y, a la postre, de toda la historia del heavy metal. Su ingenio iba más allá de ser alguien más o menos astuto con habilidades. Es que fue una adelantada a su tiempo. Lo que se llama una visionaria. Tuvo la agudeza de impulsar a los Accept para que estos adoptaran temáticas en sus canciones tan profundas como la ética, sexualidad, medio ambiente o la religión, dándole un barniz de sensibilidad y acercamiento, que no era tan habitual en las bandas de la época, huyendo de los tópicos tan manidos de las bandas heavies. Canciones con sentimiento y profundidad, con un mensaje, que proyectaban la imagen de una banda que iba más allá de ser simplemente unos pajilleros descerebrados, que solo buscaban follar, drogarse y emborracharse.
Accept en 1981 |
Como recordaba la propia Gaby en una entrevista: "la primera vez que los vi no me interesaron en absoluto. Yo estaba volcada con bandas americanas y no quería saber nada de grupos germanos. Ante su insistencia, fui a verlos a club de Fráncfort tan pequeño que apenas cabían 100 personas, pero ahí algo vi en ellos. Tenían una fuerza especial y ritmo. Les dije que si querían que yo los llevara, que se olvidaran de ninguna democracia interna. Si no obedecéis mis instrucciones, me voy. Wolf y Baltes aceptaron sin rechistar. Fueron unas condiciones duras. Eran jóvenes y querían sexo, drogas y rock and roll, y yo les dije que no tendrían nada de eso. A cambio, consiguieron la fama mundial".
Fue sin duda su ángel en la sombra. Junto ella, los Accept construyeron una maquinaria robusta y engrasada. Donde los chicos aportaban la testosterona, ella mostraba la reflexión, el ingenio, el toque de pausa maestro de una mujer adelantada a su tiempo que acertó y consiguió llevarlos a lo más alto.
Sabiendo todo esto puedo comprender esa iconografía tan extraña y rompedora del Balls to the Wall. Esas vestimentas, el tratamiento del cuero, sus fotos sexualizadas. Esa estética como homoerótica, llena de sugerencias sexuales a la rebeldía y a la lucha contra el poder político. Una representación provocativa que insinuaba y buscaba la transgresión de las reglas y las normas, en una búsqueda constante de despertar nuestra imaginación y hacerla volar más allá del todavía existente Muro de Berlín.
Accept en un bolo, 1981 |
Años después, en 1989, se llegaría a casar con Wolf Hoffmann (20 años más joven que ella), convirtiéndose los dos en un binomio arrasador. Algo así como fue Sherpa de nuestros Barón Rojo, con su mujer, Carolina Cortés, siendo ambos casos excepcionales y raros en el mundo del heavy metal. Aunque el de Deaffy (que parece que este apodo viene de una antigua compañía que tenía ella, llamada: Deaffy Music), es uno de las más particulares y únicos que ha habido. Combinación de talento, composición y gestión empresarial, que nos podría recordar a lo que fue Ozzy y Sharon, con la salvedad de que esta no componía nada (por lo menos que sepa).
Gaby "Deaffy" en la actualidad |
Si todo esto os ha parecido poca cosa, todavía queda el postre final como última aportación (como si ya fueran pocas) de Gaby Hoke (como en realidad se llamaba) al mundo del heavy. Y es que esta mujer también compuso para el propio bola de cañón germano, Mr. Udo, entrando en la composición de temas de su etapa en solitario en discos como Animal House, Timebob (buenísimo) y el concepto de portada del Mean Machine.
También Don Dokken disfrutó de sus servicios, al ser esta, la que le ayudó a encontrar un contrato discográfico para sacar su primer disco en 1981, Breaking the Chains y, así un largo etc... de músicos y bandas que de alguna forma llegaron a trabajar con ella...
Hasta aquí esta mi pequeña aportación a modo de humilde homenaje a toda una leyenda oculta del heavy metal, una bruja hechicera que puso letras a los gruñidos de Udo y música a la guitarras de los Accept... A partir de hoy ya sé quién era Deaffy. Hasta la próxima, amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario