Ahora que se está acabando el año, hay muchos discos que cumplen su 26º aniversario. Uno de ellos, es el Excalibur de las leyendas germanas del heavy/power metal, Grave Digger, comandados por el veterano Chris Boltendahl. Una banda que por el año 1999 cerraba una de las trilogías medievales más interesantes que se hayan llevado al tamiz del heavy metal. Con Excalibur posiblemente ponían punto y final a su etapa más dorada y lo hacían con uno de sus mejores discos. Es el momento de desenvainar la espada, es el momento de hacerlo con la Excalibur de los Grave Digger...
1. the Secrets of Merlín (02:38)
2. Pendragon (04:20)
3. Excalibur (04:45)
4. The Round Table (forever) (05:10)
5. Morgana Le Fey (05:16)
6. The Spell (04:38)
7. Tristan´s Fate (03:38)
8. Lancelot (04:45)
9. Mordred´s Song (04:00)
10. The Final War (04:02)
11. Emerald Eyes (04:04)
12. Avalon (05:50)
Produced by: Chris Boltendahl and Uwe Lulis
Gun Records, 1999
Todavía recuerdo con cariño la primera vez que escuché este disco. Fue en la radio, sí, chicos, cuando aún echaban programas de heavy guapos por las ondas, y fue en el desaparecido "Rock Star" del Mariano Muniesa, ese programa que, seguramente, algunos recordaréis que se emitía los domingos por la noche, por los 40, entre las 00:00 y 01:00 de la madrugada y que tenía de sintonía de entrada el tema de Joe Satriani, "Motorcycle Driver".
| Grave Digger, 1999 |
Eran aquellos años de quedarte sobado en la cama con los auriculares puestos. De escuchar "El Larguero" de Jose Ramón de la Morena o "El Supergarcía" de la Cope. "La emisión pirata" y el "Disco Cross", del otro Mariano, ya fallecido... De ir a los escolapios con la carpeta forrada con recortes de revistas, los bolis BIC o los walkman a pilas... De hacerte una pajilla (o dos) con la porno de los viernes del Canal + (el que podía verla) -que cachondo me ponía una rubia de cuerpo bizcocho y tetas coliflor llamada Savannah- cuando aún se vendían discos, todavía podías ir a una tienda a que te lo pincharan y echarte una tarde perdido entre vinilos y portadas, mientras disfrutabas con colegas (y no tan colegas) conversando de ese último disco que te habías comprado.
Pues por esa época, en medio de todo eso, poquito antes, poquito después, vamos a situar lo mejorcito que parió esta gente. Período inolvidable del 1995 - 1999, donde los aromas se mezclaban y se confundían entre plástico, cuero y cartón. Los Donuts todavía sabían a eso, y no a químico como ahora, podías fumarte un Ducados dentro de algún bar sin que a nadie le molestara y echarte unas risas con los chistes del entrañable Eugenio (por cierto, gran fumador y bebedor...), que ya no está entre nosotros...
Grave Digger no es que fuera una banda que me emocionara mucho, pero sí conservo buenos momentos con ellos. Empezando por aquel Heavy Metal Breakdown de 1984, donde lo que más recuerdo es una cover muy lograda y sentida del clásico de Los Beatles "Yesterday", pasando por ese Tunes of War (el inicio de la trilogía) el magistral Khingts of the Cross, y, terminando, el que para mí fue su último gran disco, y uno de los mejores, este dedicado a Los Caballeros de la Mesa Redonda y a la leyenda del Rey Arturo, Excalibur.
| Contraportada CD, Excalibur, 1999 |
Cada vez estoy más convencido de que aquí, Chris Boltendahl y el gran guitarra, su mano derecha y lugarteniente, Uwe Lulis, alcanzaron un momento de gran lucidez y un acertadísimo enfoque épico heroico, abordando con elegancia y clase el mito ancestral del Rey Arturo, el mago Merlín, Morgana, The Knights of the Round Table y, en general, todo el mundo fantástico que rodea el ciclo artúrico.
A diferencia de todo aquel aluvión de heavy/power que surgió finales 90 donde hacían un abuso muy abusado, para mi gusto, excesivo de teclados y orquestaciones, haciéndolos sonar demasiado sinfónicos y pomposos. Los Grave Digger se basaban en lo clásico, en una voz ruda, unas guitarras poderosas y en una base rítmica muy sólida y con cuerpo, un bajo y una batería que conectaban muy bien con esta historia mezcla de héroes y leyendas.
En mi opinión, consiguieron hacer una trilogía histórico/cultural muy lograda, apoyándose primero en las leyendas escocesas del gran guerrero y líder, William Wallace, que muchos descubrimos por la gran adaptación que hizo Mel Gibson en una de las grandes pelis de los 90 como fue Braveheart, y que estos germanos plasmaron en Tunes of War, para continuar con Los Templarios y Las Cruzadas en los Knights of the Cross, cerrando el círculo de toda esta tríada heroica y épica en las tierras británicas de Camelot.
| Estatua del Rey Arturo (Cornualles) |
Si os gustan estos tipos de historias, y, en especial, la leyenda artúrica, el disco es fascinante. Una obra conceptual que sigue la historia del Rey Arturo, a través de todas sus etapas: su auge, gloria, traición y desgracia, representados en doce cortes que van desde inicios totalmente power metal, pasando por una primera introducción llena de fascinación y magia para que el mago Merlín nos adentre entre gaitas, oboes y diversos instrumentos de viento por esa Britania o Gales fantástica que contaban las leyendas que vivió el Rey Arturo.
De ahí se pasaba a un ataque feroz con la de "Pendragon". El primer tema en serio del disco. Pieza brutal, con guitarras en ráfagas y unos coros que no paran de repetirse en mi cabeza como un eco del tiempo. Nunca me olvido de eses: "¡Pendragon!, ¡Pendragon!... Stars split the Sky... Your Fire conquers the Night!!!!!"
Lo curioso es que no sé cómo se las apañaron, pero tanto Boltendahl como Lulis, (apodados en el disco como Sir. Parcival y Sir. Lancelot, respectivamente), se curraron una producción digna del mejor caballero medieval que se precie. Hay un gran trabajo en los coros, de lo mejorcito del álbum, algo que se deja sentir en la siguiente, esa demoledora "Excalibur", y, cómo no, en la pieza a medio tiempo para levantar los puños como si estuviéramos dentro del mismísimo salón de Los Caballeros de la Mesa Redonda: "The Round Table (forever)", parece llevarnos por dentro de algún castillo perdido de Camelot y colocarnos en el centro de esa mesa, donde quién sabe cuántas leyendas e historias se han contado.
Presentados todos estos personajes: Pendragon (posiblemente aluda a Uther Pendragon, probable padre de Arturo), Merlín (el mago protector de este), la espada Excalibur y Los Caballeros de la Mesa Redonda. Ahora tocaba el turno de Morgane Le Fay, una poderosa y bruja hechicera (al parecer, medio hermana de Arturo) considerada maga buena, benefactora y protectora de este, por lo menos al principio. Aunque todo lo cubre una espesa niebla, y nada está muy claro. Alumna del mago Merlín, se acabaría acostando con el propio King Arthur y de dicha unión nacería Mordred (hijo ilegítimo y nunca aceptado), que después, parece ser, que conspiraría, a modo de venganza, contra el propio Arturo y se rebelaría pasándose al lado oscuro.
La ambientación del disco me parece muy conseguida, y muy apropiada para seguirla como si estuviéramos leyendo la historia a través de sus personajes. Para la sexta del trabajo, "The Spell", nos relatan la caída en desgracia del Rey Arturo, posiblemente traicionado por el amor de alguna dama (Morgana), en formato de balada mística y espiritual. A partir de aquí la obra retoma el acero de las guitarras y el brío de sus caballeros en busca del Santo Grial. Es el turno para que Tristan y un felón Lancelot se lancen al galope y los Grave Digger piquen espuela para que podamos oír uno de los riffs más arquetípicos y marca de la casa de los de Boltendahl. "Lancelot", es la reencarnación del sonido clásico de Grave Digger con unas gotas contemporáneas de modernidad.
Lo mismo ocurre en la novena del álbum, "Morderd´s Song", donde volvemos a retomar la figura siniestra de ese hijo bastardo, nacido en una noche de incesto entre Arturo y Morgana, que acabaría jodiendo al primero, y mandándolo al infierno. El disco ya no dará tregua hasta llegar a las dos últimas piezas de la obra: "Emerald Eyes" y "Avalon". La batalla final contra su hijo Mordred, donde este muere y Arturo queda herido de muerte, siendo trasladado en compañía de Morgana a la isla de Avalon para decir su último adiós y despedirse de esta vida.
| La Excalibur |
Enfrentarse siempre y tratar de llevar al heavy metal leyendas tan ambiciosas como es el ciclo artúrico, normalmente es una campaña ardua complicada y dificultosa. Puedes caer en construir una parodia del personaje o, hacerla demasiado complicada. Creo, humildemente, que Boltendahl y Lulis, escoltados por unos buenos Stefan Arnold a la batería, Jens Becker al bajo y, un excelente teclista, H.P. Katzenburg, han hecho una revisión metalera, más o menos fiel, más o menos libre, muy digna, de esta ancestral historia donde lo histórico, lo legendario y lo mítico se funden en uno solo, y que siempre supone un reto a todo aquel que osa abordarla.
Excalibur cerró una trilogía gloriosa para el heavy/power metal alemán, y que parecía que podía llevar a los Grave Digger de una vez y por todas a los primeros puestos del metal mundial, pero, como si de una maldición se tratase, esta banda cayó en desgracia igual que el protagonista de esta historia. Uwe Lulis abandonaría el grupo y, aunque siguieron sacando buenos discos, ninguno de ellos llegó a alcanzar la grandeza que mostraron aquí. Es como si Chris Boltendahl corriera la misma suerte que Arturo, traicionado y engañado, la espada volvió a incrustarse en la misma roca de donde había salido a la espera de que alguien sea merecedor de empuñarla de nuevo. ¿Seréis alguno de vosotros el elegido? Hasta la próxima, amigos.
8.5/10
Mis saludos Sir. Lost de Camelot. jijijiij... Te reconozco que te has currado la reseña, tanto que me lo he puesto otra vez, después de muchos años en un cajón. Recuerdo haberle dado cera, pero no sé por qué motivo, se me habían quedado unas sensaciones un poco raras. Nada, olvídalo, gran disco. Además, creo que ha envejecido muy bien. Sigue sonando místico y oscuro. Muy logrado. Te sumerge en la leyenda perfectamente. Solo como alguna pega, quizás desinfla un poquitín hacia el final, pero remonta con una de las mejores del disco en la última de Avalon. Merece mucho la pena. Gran reseña, compañero.
ResponderEliminarAquí Sir. Lost de Camelot... descúbrase usted, caballero..jajajjaja... Sé lo que comentas, a mí me pasó algo parecido. Me gustó mucho cuando salió, pero después lo fui olvidando, pero no solo este disco, todo lo que sacaron después no volvió a engancharme como este Excalibur. Es cierto que igual se desfonda un poco a medida que avanza, hay por el medio un par de temas algo flojillos, pero coincido contigo que, con la última, cierran el trabajo a lo grande. A mí me sigue sonando muy interesante y especial. Desde luego, algo tiene...
EliminarYo creo que la marcha de Lulis les afectó mucho, porque nunca más volvieron a ser los mismos. Tienen por ahí, algunos álbumes que no están mal, pero como esta trilogía medieval: Tunes of War, Knights of The Cross y este Excalibur, para mi gusto está de lo mejor de su discografía. Tampoco me olvido del primero, y de alguno más, pero sin duda, entre estos tres está la medalla de oro.
Gracias a ti por pasarte y comentar. Saludos desde Camelot...ajjajajaja