Muchos pensaron que los zapatos dejados por Metallica con su Black Album eran fáciles de calzar. Pero la historia demostró que aquel disco, más conocido como el Álbum Negro, fue una cima inalcanzable para todos los que se aventuraron a imitarlo. Uno de ellos fueron estos Testament con su The Ritual, en 1992. Si Metallica lo había conseguido, los de Eric Peterson y Chuck Billy también podían hacerlo. Sin embargo, la cosa quedó muy lejos de eso, provocando un punto de inflexión en su carrera: Alex Skolnick abandonaría el barco, y Testament quedarían atrapados en una encrucijada incierta, en medio de la serenidad y vestidos de negro...
Cambiaba una era musical por otra, marcada por el grunge de Nirvana y el groove de Pantera, quedando por el medio, todavía indemnes, como uno de los pocos supervivientes, el quinto disco de la banda de Hetfield y Ulrich, que se convertían en los únicos que se habían salvado (de momento) de entregar de alguna forma la esencia de los guardianes del Heavy Metal, por lo menos hasta 1995.
Con Testament siempre me pasa lo mismo. Cada vez que los abordo tengo un sentimiento de pena, de una gente que pudo haber sido mucho más grande. No es que no obtuvieran cierto éxito, pero sí, me parece, que nunca han llegado a tener el reconocimiento que tal vez siempre merecieron. Muchas teorías surgen cuando se trata de analizar a estos discípulos tardíos de la Bay Area thrash metal: Que si debutaron muy tarde. Que si no tienen un clasicazo en condiciones, que si la marcha del genio de la seis cuerdas Alex Skolnick los acabó sentenciando... etc, etc.
Lo que sí es cierto es que con este The Ritual se acababa la formación clásica y más mítica de estos oriundos de la ciudad de San Francisco (California) por lo que en cierta medida, aquí se cerraba un ciclo. Ese que iniciaron en 1987 con su debut The Legacy, los Chuck Billy, Eric Peterson, Alex Skolnick, el bajista Greg Christian y a la batera el muy querido por mi Louie Clemente. Cinco fantásticos que llegaban a 1992 presentando su quinto disco. Antes ya lo habían hecho Anthrax con Persistence of Time, Slayer con Seasons in the Abyss, y los propios Metallica con el ya mencionado Black Album. The Ritual era su apuesta moderna y contemporánea de aprovechar la nueva ventana que ofrecía el Black album para relanzar su carrera y convertirse de una vez por todas en una banda más grande. El paso dado con su anterior Souls of Black de 1990, de tratar de sonar oscuros y pesados, al más puro estilo Slayer del Seasons..., no había funcionado, quedando ese disco como uno de sus trabajos menos vendidos y, para mi gusto, de los menos inspirados e inferior a este The Ritual.
Los Testament, (Louie Clemente, abajo, en el centro) 92 |
El que fuera pupilo y alumno aventajado del propio Joe Satriani en los 80, tendría mucho que ver en la génesis y creación de este The Ritual. El primer disco que firmaban con una multinacional como Atlantic, y el primero con el que contaron con 6 semanas de grabación (Metallica con el Black Album tuvieron 9 meses) a los mandos del productor e ingeniero Tony Platt, que se había labrado cierta fama por haber trabajado con gente tan importante como Dio, Manowar, Motörhead o hasta con los mismísimos Celtic Frost para su repudiado Cold Lake, por lo que muchas dudas y críticas fueron hacia él por, según muchos, ser el culpable del sonido tan hueco y sin fuerza que tiene el disco.
Contraportada LP, The Ritual, 92 |
Creo que Chuck Billy y sus chicos se lo curraron bastante bien, y sin producir su mejor trabajo, sí me parece un disco interesante dentro de su discografía, donde se atrevieron a romper alguna barrera y a lanzarse con algo más arriesgado. No rematan la jugada, pero sí hacen una radiografía de dónde estaban y qué nivel tenían, entregando dos temas memorables. No me digáis que no flipáis con una frenética Electric Crow, con un riff principal totalmente icónico y con una exhibición de solos totalmente magistrales de Skolnick. Un auténtico himno, que quedaría para siempre grabado en la mente de todos sus seguidores.
Algunos dicen que después de este trallazo, el trabajo se diluía como un azucarillo dentro de un café amargo. So Many Lies no era más que una especie de copia del Sad but True pero sin el potencial de esta. Y, a partir de aquí, ni una más groovera y cañera Let Go My World, ni tampoco una atmosférica y oscura, casi hipnótica. homónima The Ritual, hacían más que corroborar que el trabajo no acababa de arrancar, haciéndose demasiado lento y aburrido, con temas demasiado largos y sin apenas momentos memorables que recordar, más allá de la inicial Electric Crown.
Foto interior CD, The Ritual, 92 |
Agony y The Sermon, seguían con el tempo habitual del trabajo. Esa batería acompasada y más a medio tiempo, sin nunca meter caña. Hasta de la voz de Chuck Billy salía algún Ou yeahhh!!! tan típico de James Hetfield, que tanto popularizó en sus conciertos y que quedaría para siempre como una seña característica de su forma de cantar. La gente esperaba algún berrido de Billy o esa apisonadora a la batería como eran las Over the Wall, pero este The Ritual iba por otro lado. Un paso más hacia unos Testament de ambiente y melodía, más heavies y menos thrash, que no despertó un gran interés entre la mayoría.
Pero los Testament tenían guardada casi al final una bala de plata en la recámara. Habían reservado para la penúltima, el momento de mayor clase y categoría que tenía el trabajo. Para este humilde servidor, con la balada Return to Serenity esta gente se ganó mi respeto para siempre. Una de las mejores baladas de toda la historia del thrash, e iría incluso más allá, de la historia del metal. Return to Serenity es un himno immortal. La Balada por excelencia. Un tema con una belleza excepcional. Toda banda tiene un tema, una canción, una pista que los marca y que la gente los reconoce como propia. Si Metallica tuvo su One, y Megadeth recogió algo parecido con In My Darkest Hour, Testament obtuvo lo propio con Return to Serenity.
Con Vuelta a la serenidad crearon un icono, una marca con la que entraron en el olimpo de los grandes del Thrash Metal, para mi gusto merecedores de estar en el Big Four del Thrash o, por lo menos, en ser ampliados al Big Five. No sé cuantas veces he escuchado este tema. Incontables e infinitas, regresando a casa a punto de amanecer, tirado en la parte de atrás de algún autobús o en el último vagón del metro, después de un día duro, en momentos de reflexión, después de hacerme una pajilla... En las duras y en las maduras, en episodios de desamor, de soledad, de tristeza... ¿Quién no ha necesitado nunca de un momento de serenidad, de calma, de sosiego...? y este tema vaya si te lo daba. Siempre ahí, imperturbable, fiel como un faro sobre una atalaya en medio del mar. Como ese buen amigo que sabes que siempre está ahí cuando lo necesitas...
No me gustaría que os quedarías con la sensación de estar ante un trabajo que sólo tiene dos buenos temas, y el resto no merece la pena. Hay quién lo piensa, y me parecería de ser bastante injustos con ellos, igual que hicieron la propia banda con el Alex Skolnick, que le acabaron echando toda la culpa del poco éxito del disco, aunque acabó vendiendo unas nada despreciables 485.000 copias de la época, siendo una de las razones de por qué este se acabó largando de la banda, hasta que regresó en 2005 para volver a juntarse todos, menos el Clemente, aquejado por una grave enfermedad que le impedía tocar la batera, lo cual se plasmó en el celebrado The Formation of Damnation.
Edición casete, The Ritual, 92 |
Si tuviera que decidir la suerte de este The Ritual lanzando una moneda al aire, lo más probable es que saliera cruz, y no lo digo por si es más lento o menos, o por si es más cañero o más suave, eso nunca significó una pauta para mí, sino la calidad, y aquí la hay, aunque también es cierto que hay algo de relleno y momentos de desconexión que me hacen perder el hilo mientras lo escucho. A medida que avanza, es como muy redundante, algo plano y previsible, sin que tenga esos momentos inesperados que surgen en determinados discos y que los convierten en geniales.
Alex Skolnick, primeros 90 |
El último ritual de Testament vestidos de negro para despedir a Skolnick e iniciar en 1994 la etapa del vendaval Low, con John Tempesta a las baquetas y un James Murphy que venía del death metal y que, sorprendentemente, supo darles a los Testament la pegada y fiereza que habían perdido, devolviendo a la banda otra vez a los primeros puestos del Thrash Metal. Hasta la próxima, amigos.
7/10
Ay Testament...
ResponderEliminarEsta gente ha tenido mala suerte, o no... pero seguro que de los famosetes del trash americano, son los que menos veces me han decepcionado...
Los hombres de negro no lo hiceron con el black, pero amigos, después se encargaron muy bien de tirar por la borda una discografía que parecía tremenda en aquella época. Y los demás también, eh... que parece que sólo Metallica ha sacado malos discos, pero Megadeth, Anthrax y Slayer también lo harían, antes o después, pero lo harían.
Las huestes de Chuck Billy sacaron un disco tras otro sólido, sin fisuras (ojo, no perfectos, pero con pocos altibajos en cuanto a discos vistos en su totalidad), hasta llegar a este Ritual. Esos deseos de emular a los de negro, modernizarse, madurar... les costaron a su carismático guitarrista, y un paseo por el desierto durante unos años, hasta su "vuelta a sus raíces".
Aquí, por la producción, el tempo de las canciones o lo que sea, este disco se empalaga. Y lo salva el mago de la guitarra, Skolnick. Cómo un tipo de estas características cayó en una banda de trash metal siempre me ha llamado la atención. Escuchar el solo de entrada de As the seasons grey y veréis que este hombre estaba muy adelantado a los Mustaine, Hammet, Spitz de la época. Solo la entrada en Megadeth de Friedman le pudo poner como el mejor segundo guitarrista de una banda de trash; o primero, que Friedman ya está perdido para el mundo del heavy.
A este disco le falta algo de pegada y doble bombo, pero no es un mal disco, ni por asomo. Quitar un par de canciones menos memorables para acortar algo de minutaje y meter alguna más "marchosa" y tendreis un discazo... Pero no lo hicieron, dejaron un disco plano, con un par de canciones mas destacadas.
7 para este Testamento de una época del heavy que empezaba a decaer.
Que conste que a mí el Black Album me parece un grandísimo disco. Dicho lo cual, con Testament la verdad es que no sé que ha pasado. Eran un banda muy sólida, bien formada con la baza de un guitarrista superclase. Es lo que comentaba en la reseña, no era muy habitual por los 80 que dentro de una banda de thrash estuviera un guitarrista tan bueno. Pero, si te fijas, componiendo no es que fuera de los mejores. Ahí tienes la de Return to Serenity que no la compuso él. De hecho dentro de Testament el que más componía (digo música) era el Eric Peterson.
ResponderEliminarDe todas formas, creo que esta gente tenía mucho más potencial del que mostraron. Quizás si hubiera seguido el Skolnick igual terminarían pegando la campanada. No lo sé, igual no, pero fue una pena que no pudieran sacar más jugo de ese guitarra. Después estuvo un tiempo con los Savatage, y tampoco logró pegar el pelotazo. Este hombre creo que le faltó tener más talento en la composición. Igual que le pasaba al Marty Friedman, que fuera de Megadeth nunca ha hecho nada memorable. Ya se sabe que los músicos muy virtuosos no suelen ser los mejores componiendo. Y en solitario mucho menos.
Y en relación de este The Ritual, tiene dos temazos como son Electric Crown y Return to Serenity, pero después, el disco se difumina mucho. Hay partes guapas, pero en general, el álbum se hace difuso y un poco largo. Temas igual muy extensos, demasiado repetitivos sin tener material ahí para tantos minutos.
Yo hecho en falta algo más de ritmo y variedad. Empieza muy bien, pero es como si me desconectara del disco, pierdo el hilo y tengo la sensación de que escuchadas un par de canciones, ya lo he escuchado todo. Falta un cambio de ritmo, algún giro, un volantazo que te despierte y te haga engancharte otra vez.
Creo que con Low mejoraron, me parece un trabajo más variado y dinámico. Más atractivo que este The Ritual, que se quedó en algo así como: Pudo ser, pero no fue... Había unas guitarras de la hostia, pero faltó más ingenio e inteligencia para sacar ideas más grandiosas.
Megadeth lo supieron hacer de puta madre. Countdown to Extinction, me parece una obra maestra. Supieron crear temas más inteligentes, sin caer en una copia descarada del Black Album. No digo que The Ritual sea un calco del negro de Metallica, pero sí se nota un tufo importante, estéticamente y musicalmente.
Esta vez acertados con la nota.
Gracias por pasarte, JCSG. Un saludo.
Tampoco os olvidéis que en la composición del disco hay un tipo que no pertenece a la banda y compone bastantes canciones. Entre ellas, la de Return to Serenity. Creo que más bien hacía letras o algo así. También es muy colega del Axl Rose y colaboró en los Use Your Illusion I y II.
ResponderEliminarNo les deis muchas vueltas. Tuvieron su oportunidad, pero no remataron la jugada. A mí el que más me mola es el Practice What You Preach. El problema es que siempre fueron a remolque de los otros, y cuando tenían que dar un paso al frente con el The Ritual no fueron capaces de romper la pana. Después ya fue tarde...
Un saludo a todos.
Si, cierto. En los créditos sale un tal Del James, pero creo que solo escribió algunas letras para el disco. Al parecer, no compuso música.
EliminarEs un tipo muy amigo del Axl Rose, ahora creo que es road manager de los Guns N' Roses. Bueno, ya sabes, que en muchas bandas entran en la composición tipos de fuera. Es algo relativamente habitual, que mucha gente piensa que no, pero se da mucho en las bandas. Judas Priest, por ejemplo, tiene muchas composiciones de gente de fuera de la banda...
Coincido contigo en el Practice What You Preach como su mejor disco. Ahí creo que estuvieron en su momento más top. Después el Low y el The Gathering me gustaron mucho también. De todas formas, este The Ritual me sigue pareciendo un buen disco, un poco disperso y como si no estuviera bien cohesionado, pero aún así, disfrutable con dos temazos para el recuerdo.
Gracias por pasarte. Un saludo.
Yo soy mas del Souls of black. Me parece su mejor disco; se que cada uno tenemos uno preferido, sobre todo de las grandes bandas que atesoran ya un buen montón de clásicos, y soy rarete para esas cosas... mi preferido de los de negro es el Ride y no el Masters, de Maiden el Somewhere y no otros... en fin, para gustos los colores.
EliminarA mí de Testament, por ejemplo, uno de los más flojos (de la etapa clásica) es el Souls of Black (aunque tengo que darle un repaso) que hace tiempo que no lo escucho. Tengo un recuerdo flojete de él. Pero bueno, es como todo. Depende con qué disco empieces a escucharlos. A mí me flipa el Practice What You Preach, que me parece un pasote de disco. Creo que fue el primero que escuché de ellos y me flipó. Algo que no me pasó con ningún otro de ellos. El primero también me gusta mucho. Y de los últimos no te sabría decir. The Gathering me parece de lo mejor que hicieron en los últimos años. Pero claro, hablamos de hace ya 26 años..jajajj
EliminarDe Maiden para mí: El Top Five sería así:
1- The Number of the Beast
2- Peace of Mind
3- Powerslave
4- Seventh Son of a Seventh Son
5- Killers.
El Somewhere in Time es un gran disco, pero para mi gusto no está entre los 5 mejores.
De Metallica, sin dudarlo: Master of Puppets. En mi opinión, su obra maestra.
Exacto. Esto es lo bonito. A lo mejor viene otro y dice que el mejor de Metallica es el Load. Y no pasa nada. Ojo, que hay gente que lo piensa.
Si os ponéis así, ahí van las mías...
EliminarTestament: Ya dije el Practice What You Preach.
Iron Maiden: Mi top 3, sería:
1. Powerslave
2. Seventh Son...
3. Somewhere in Time
Metallica: Sin duda, Kill 'Em All. Disco fundamental y que todavía conserva esa furia y agresividad que ayudó a cambiar todo el metal.