Seguramente este no sea el mejor disco para recordar a Ozzy, "El Príncipe de las Tinieblas" que nos dejó el pasado 22 de julio de 2025 a los 76 años de edad. Un genio para muchos, más cantante que músico para otros o, simplemente, un showman que se convirtió en un icono para la mayoría de nosotros. Desde este humilde blog, lo vamos a abordar sin fanatismos ni apasonamientos exacerbados, pero no por ello sin olvidar nunca su importancia y legado al heavy metal. Ozzy se fue, igual que anteriormente se fueron otros. Parecía que el Madman era indestructible, que siempre se burlaba de la muerte, que estaba hecho de otra pasta, pero la realidad demostró que estaba hecho de polvo como todos, y al polvo regresó... Murió el hombre, pero nació la leyenda. Tres, dos, uno y cero... Ozzy ante su pecado definitivo...
1. The Ultimate Sin (03:44)
2. Secret Loser (04:09)
3. Never Know Why (04:28)
4. Thank God for the Bomb (03:54)
5. Never (04:19)
6. Lightning Strikes (05:14)
7. Killer of Giants (05:42)
8. Fool like You (05:20)
9. Shot in the Dark (04:26)
Produced by: Ron Nevison
Epic Records, 1986
John Michael Osbourne "Ozzy" tiene una carrera artística inapelable, rotunda y exitosa como muy pocos han tenido en el mundo no solo del heavy metal, sino de toda la música en general. Más de 100 millones de discos vendidos en todo el mundo, cuatro Grammy, un MTV Europe Music Awards, una estrella en el paseo de la fama de Los Ángeles, ingreso con Black Sabbath en el Salón de la Fama del Rock and Roll, y así un sinfín de premios y distinciones... Cifras estratosféricas que cualquiera de nosotros hubiéramos vendido nuestras míseras e insignificantes almas al diablo por conseguirlas. Una trayectoria musical y artística de más de 50 años que lo llevaron a convertirse en uno de los padrinos del heavy metal. Primero con los Black Sabbath y después con su carrera en solitario donde siguió alimentando su leyenda incluso más que en compañía de Iommi, Butler y Ward.
Interior disco The Ultimate Sin, 1986 |
Este humilde reportaje se va a centrar en su cuarto disco como solista, ese polémico The Ultimate Sin que significó un antes y un después en su trayectoria. Un trabajo que abre una brecha y donde dio un giro a su línea musical. Un disco muy especial para este servidor, un trabajo proscrito y maldito que encaja muy bien en la línea de este blog. Un disco que sirve para abordar a un Ozzy más terrenal y humano, alejado de ese culto de semidios que consiguió en Blizzard of Ozz. No sé si es una obra maestra o una completa mierda, pero esa dualidad me encanta. Otros dicen que solo tiene dos buenos temas y el resto es un absoluto relleno. Si le preguntáramos a Ozzy la respuesta iba a ser muy clara: lo odia a muerte. Bob Daisley, otro que escribió la mayoría de las letras, también dice que le parece el peor de su discografía. Como veis la polémica está servida...¿Realmente es tan malo?.
No sé que estarías haciendo alguno de vosotros en 1986, a lo mejor no habías nacido o, os pasaba como a mí, que casi no me acuerdo de nada a mis 9 años de vida. Pero, en cambio, de Ozzy si sabemos donde andaba o, por lo menos, según lo que cuenta Sharon, su mujer, su marido había estado recluido en una clínica de desintoxicación de California (USA), según ella, harta de que Ozzy se metiera de todo, a ver si por fin sentaba la cabeza y aprendía a beber como un hombre. De otro lado estaba el guitarrista Jake E. Lee esperando a Ozzy con una gran cantidad de material escrito para la grabación de un nuevo disco.
Según el ex-Ratt, tenía compuesto por lo menos unos doce temas, entre riffs, melodías, puentes, solos, versos y estribillos, esperando la aprobación de Ozzy a ver qué entraba y que no en el próximo disco del Madman. La última palabra era de Ozzy, él decidía lo que finalmente iba a sonar en el álbum. Su forma de trabajar en su carrera solista era así. Osbourne mandaba y el resto obedecía, a veces cobraran y a veces no. Pero esta vez tanto a Lee como al bajista Daisley no se la pudo dar con queso, que estes, le obligaron a firmar un contrato en condiciones, donde quedara reflejado claramente sus contribuciones en la composición, para que no pasara lo mismo que en los anteriores discos. Donde Ozzy les tangó y se quedó con todas las regalías y derechos de las canciones, sin estos percibir un mísero centavo.
Contraportada LP, The Ultimate Sin, 1986 |
Por eso os decía al principio de que la figura de Ozzy hay que abordarla desde la reflexión, contando todo, lo bueno y lo malo, no sólo dejándonos llevar por las emociones. Parece que era un poco tirano y no tenía muchos escrúpulos. El negocio era el negocio, y si se podía quedar con toda la pasta, se la quedaba. Tampoco creo que obligara a nadie trabajar con él, pero no cabe duda de que actuar en su banda, te daba un plus de prestigio y unas cuantas monedas extra que seguramente en solitario nunca conseguirían.
The Ultimate Sin, que originariamente iba a titularse Killer of Giants, nunca convenció a Ozzy. De alguna manera fue un disco que nació muerto y así continuó. Bob Daisley, bajista, que estuvo con él desde el principio, finalmente no participó, siendo despedido (o se largó) por el Madman, lo que su puesto fue ocupado por británico Phil Soussan, que hacía su debut en la banda del comedor de murciélagos, igual que acontecedera con el puesto de batería. Entrando el ya fallecido Randy Castillo, en sustitución de Tommy Aldridge.
Sexo, Drogas y Rock and Roll... si hay una persona a quien se la podamos atribuir es sin duda a Lemmy (perdón) digo al propio Ozzy (igual por eso eran tan amigos). Sus adiciones fueron siempre una constante en su vida. Sharon, su segunda mujer, al parecer, trató siempre de corregirlo, pero Ozzy era un maestro de las ceremonias del exceso. Llevar su vida al límite. Jugar al filo de la navaja. Según cuentan la leyenda, era capaz de soltar tripas e intestinos a los fans en los conciertos (entendemos de animales muertos) como morder cabezas de murciélago o de palomas y echárselas encima de una mesa a los jefazos de CBS. También te podía servir un par de cervezas con dos ojos de vaca, o robarte el televisor de tú casa. Hasta se orinó vestido de mujer en un cenotafio en honor a los fallecidos en la Batalla del Álamo (Texas), acabando por ser arrestado y sentenciado a no poder pisar durante una década la ciudad de San Antonio.
Ozzy en 1986 |
Mr. Ozz antes de alcanzar la fama con la música, fue fontanero, vendedor y carnicero. Y muchas cosas más... Si ya lo decía su difunto padre: creo que terminarás haciendo algo grande o acabarás en la cárcel... Los presagios del viejo se hicieron realidad. Vaya que sí lo hicieron, supongo que él no pudo verlos. Para 1986 cuando sale este The Ultimate Sin, Ozzy ya era una leyenda. Había vendido millones de discos y, en ese mismo año, encabezaba el mítico festival Monsters of Rock.
Su personalidad excéntrica, transgresora, aparte de estar un poco chiflado, bajo efectos de sustancias o sin ellas, unido a una fortaleza física descomunal. Denominada por Zakk Wylde como un organismo más duro que una roca, tan grande o más que la de King Kong y Godzilla juntos, parecía que podía con todo. Un bulldozer del metal que esculpía esta música a su antojo.
Un visionario o un loco, o las dos cosas juntas, que al final vienen a ser lo mismo, que siempre fue lo suficientemente astuto para rodearse de grandes músicos. Guitarristas estratosféricos, primero con el difunto Randy Rhoads, y después con este Jake E. Lee que era el segundo disco que hacía para el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Otros dicen que realmente era su mujer la que tomaba las sabias decisiones porque él estaba todo el día puesto y solo pensaba en drogarse. Sea como fuere, llegaba la hora de su cuarta placa. Entre entradas y salidas, problemas y disputas, The Ultimate Sin presentaba algunos cambios: el más significativo, el sonido del disco, parecía más pulido y refinado, como enfocado más a un hair metal, a cargo de otro nuevo tripulante en el tren loco de Ozzy.
Un tal Ron Nevison, productor del disco, casi desconocido, que venía de haber hecho una gran mezcla con los glam/AOR, Icon, en su aclamado para muchos, Night of the Crime, aquí se enfrentaba al reto de producir este The Ultimate Sin, debutando como jefe total a los controles. Su trabajo resultó muy criticado igual que la imagen de toda la banda. Ozzy ya no parecía tan malvado y terrorífico. Ya no te impactaba con su mirada como había pasado en los anteriores. Por primera vez en un disco del Madman, el álbum no se abría con un trallazo explosivo, como eran las inmortales: "I Don´t Know", "Over the Mountain" o "Bark at the Moon". La cosa se abría con algo más pesado, comedido y elegante llamado homónimamente "The Ultimate Sin".
Ozzy de corbata, 1986 |
Ozzy parecía un animal diferente. Un tipo que ahora salía en traje, corbata y sombrero, un hombre de negocios. Un nuevo ricachón, un magnate, con pinta de jefe de una productora porno o de un casino de Las Vegas, que ya no salía con capa, ni subido a un árbol como si fuera un ser de la noche. Ese hombre lobo, había mutado, se había transformado en una criatura de ciudad. Lucía rolex de oro y se bañaba en piscinas. Tal vez descubrió algún secreto perdido, que solo el sabía. Nos lo trató de contar en la siguiente pista, otro buen tema, pero como os digo, la sensación era de un acercamiento a la escena glam. "Secret Loser" tiene un estribillo pegadizo y los solos de Lee eran canela en rama. Gran guitarrista que le tocó calzar unos zapatos complicados, quedaría siempre eclipsado injustamente por la sombra alargada de Rhoads, pero igual que este, supuraba clase y categoría por cada dedo de sus manos.
Sin entrar a valorar todos estos cambios, lo cierto es que las dos primeras funcionaban muy bien, se notaba la calidad de la banda, pero sí daba la sensación de que a partir de la tercera. Una saltarina y cabalgante "Never Know Why" la cosa parece que se desinflaba. La inspiración se empezaba a esfumar, y el disco entraba en aguas más estancadas. No creo que la cosa mejorara mucho con la cuarta, "Thank God for the Bomb", a pesar de tener un riff más poderoso."Never", la siguiente, parecía un refrito reciclado de "I Don´t Know", y el disco empezaba a oler a chamusquina.
Jake E. Lee, 1986 |
Con "Lightning Strikers", abríamos la segunda cara, donde el príncipe de las tinieblas parecía resucitar, de hecho con este tema graban el segundo videoclip del álbum, pero ver a un Ozzy bastante gordo y vestido con un traje azul de luces no ayudaba mucho. Estaba claro que The Ultimate Sin era otro rollo. Jake E. Lee y un combativo y entregado Soussan lo daban todo, pero cuando empezaba el estribillo el tema se iba a la mierda.
"Killer de Giants" que iba a ser el título inicial para el disco, parecía que con ella Ozzy retomaba su vena más épica. La entrada con acústicas y ese ambiente con teclados, recreaban una especie de nueva venida a otro mundo de fantasía y terror. Pero el tema, salvo algunos destellos, se hacía monótono y aburrido. Hay quién dice que es una de las perlas escondidas dentro de su discografía. Un tema oculto y tapado solo visible para los de oídos más finos y entrenados.
"Fool like you" parecía el "Wild Child" de los W.A.S.P. y, aunque es un corte adictivo y melódico, que podría ir perfectamente en su debut, tampoco parece que tenga la suficiente combinación de ideas para subir el nivel del disco. Ya vistas las ocho primeras parecía que la derrota de Ozzy y sus muchachos era clara y contundente. Pero el Sr. Ozz, todavía se guardaba un as en la manga y el disco se cerraba con una de las perlas del álbum, y me atrevería decir de toda su discografía. El tema que había sido compuesto por Soussan, "Shout in the Dark", sí sonaba a canción grande, un medio tiempo, redondo y bien hecho, con sus estructuras y estribillos en su sitio, y con una letra, amén de un solo, otra vez más, de mucho nivel y categoría por parte de Lee, lo que provocaba que la impresión general de este The Ultimate Sin te hiciera dudar.
Tal vez Ozzy o quién fuera nos la volvió a colar, haciendo esa jugada, lo de poner dos buenas canciones al principio y al final, para que pensemos que es un gran disco y, realmente, aquí estamos ante un álbum bastante flojo: no lo sé, tíos. "Killer of Giants", aunque parece algo caótica, tiene algo especial, y ya hacemos cuatro buenas composiciones. Si estiramos algo más la cosa, igual podemos meter otra más, y ya haríamos cinco. ¿Cuántos buenos discos pueden presumir de tener cinco temas de calidad?. No sé si soy objetivo o me estoy dejando llevar por la sugestión. Por la imagen, por la figura carismática y arrolladora de Ozzy... Si nos hacemos tantas preguntas es porque igual algo hay dentro de este The Ultimate Sin. ¿Estamos cayendo en la trampa del murciélago, o todo no es más que una ilusión, un muñeco de goma?.
Phil Soussan y Ozzy, 1986 |
El trabajo estaba visto para sentencia. La crítica lo machacó, pero las ventas fueron bastante buenas. The Ultimate Sin fue de los trabajos de Ozzy que más aguantó metido dentro de las listas de éxitos, llegando a despachar más de dos millones de copias. Los fans en general lo aceptaron y todo parecía volver a ser una jugada maestra de Sharon y Ozzy. Entre bambalinas sus opiniones eran distintas. Ozzy lo despreciaba y lo eliminó de su catálogo hasta 2002, que es cuando fue reeditado y remasterizado. Tras la gira de presentación (con Metallica como teloneros), despedirían a Jake E. Lee, y el bajista Phil Soussan dejaría la banda, para poco después regresar Bob Daisley a las órdenes otra vez del Madman. Randy Castillo aguantaría un poco más, quedándose para la grabación de los siguientes; No Rest for the Wicked (88) y No more Tears (91), hasta que acabó falleciendo en 2002.
Hasta aquí un poco esta visión de la figura de Ozzy a través de este The Ultimate Sin. Con Ozzy la controversia siempre está servida, y el disco es una montaña rusa. Todavía a día de hoy a mí me cuesta discernir si es un buen álbum o un trabajo mediocre. Es tan potente su figura que, posiblemente, su influencia y revolución en el mundo del heavy metal nos esté condicionando. Lo que no cabe duda es la astucia y habilidad que siempre tuvo para descubrir y encontrar músicos de extraordinario talento, que siempre lo han llevado en volandas a las cotas más altas. Cabe siempre la interrogante, de que sin ellos a lo mejor nunca lo conseguiría. Tal vez sí, tal vez no. Igual no fue el más inteligente, pero sí un tipo listo o, por lo menos, muy bien asesorado. Si sabía música o no, si componía algo, poco o nada, si era peor o mejor cantante o, hasta si muchas de sus historias eran puro marketing, no creo que importen mucho. Lo cierto es que Ozzy creó una marca, un mito y un icono inmortal. Una fuente de inspiración que trascendió al heavy metal para ser un fenómeno global.
Sharon y Ozzy, años 80 |
Dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, y es aquí donde la figura de Sharon cobra su máxima dimensión. Está acreditado que lo salvó de la muerte en más de una ocasión, y juntos explotaron el negocio como nadie. Ahí están sus logros y la fortuna amasada durante décadas que deja Ozzy tras de sí. Seguramente no habrá nunca más otro Ozzy Osbourne. Un animal escénico que se comió el mundo y vivió para contarlo. De ahí que su importancia y legado, nos guste más o menos, perdurará por siempre para la historia del Heavy Metal. Hasta la próxima, amigos.
7/10
A la memoria de John Michael Osbourne "Ozzy" (DEP).
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