Si hubo una banda dentro del thrash español que pudo haber llegado más lejos, sin duda, fueron los barceloneses Legion que, en 1992, presentaban este flamante Labyrinth of Problems, grabado en los prestigiosos Morrisound de Florida (la meca del death americano) como su apuesta definitiva para asaltar de una vez por todas el mercado internacional. La realidad resultó ser muy distinta y, tras este tercer disco, la banda se disolvió y con ellos la última esperanza de que en España resurgiera de una vez por todas una banda capaz de codearse con cualquier grupo extranjero. Para recordarlos, aquí vamos directos a meternos dentro de su laberinto de problemas...
Jonathan Dolcet, bajista y vocalista, Quimi Montañés, guitarrista, junto con dos nuevas incorporaciones, Julián "Ross" Loza (Dep), batería, y Marc Pagés, también guitarrista, que habían entrado para sustituir a los miembros originales Pep Segura (Dep) y Kisko Martínez, fueron los que tuvieron el honor de ser de los primeros músicos que, enrolados en una banda de thrash metal española, fueran a grabar un disco a los USA, al templo por antonomasia de las grabaciones de los primeros 90s, como eran los legendarios Morrisound Recording de los hermanos Morris (Tom y Jim).
No os penséis que esto era un logro menor. Algunas bandas pudieron hacerlo y no se atrevieron. Había que echarle un par de huevos y algo de dinero, para cogerte un avión y plantarte en Tampa (Florida). Solo me vienen a la mente otros que también lo consiguieron como fueron los madrileños Hamlet, con su segundo disco Sanatorio de Muñecos, pero ya hablamos de 1994, por lo que podemos estar seguros, que los Legion fueron la primera banda del metal ibérico en presentarse en los dominios de los Deicide.
Los Legion en 1992 (Quimi y Dolcet, arriba) |
Los Legion venía de un momento dulce en su carrera, después de haber pegado un pelotazo a nivel nacional con el himno anti militar de Mili KK, coreado hasta la extenuación y que marcó a toda una generación de chavales, el cual iba incluido en su letal (nunca mejor dicho) primer disco Lethal Liberty de 1989. El grupo se encontraba seguro y confiado en sus posibilidades. Su segundo largo, a pesar de su nefasta y criminal producción (de juzgado de guardia), Mind Training de 1990, los consolidaba y los presentaba como una de las más sólidas esperanzas de la piel del toro para presentar de una vez por todas ante todo el planeta que en España también teníamos a una banda que podía llegar a grandes cotas dentro de los sonidos más duros.
De hecho, es famosa la anécdota, hoy en día casi leyenda, de que cuando se encontraban grabando este Labyrinth of problems, se dio la casualidad de que también se encontraban allí, en los Morrisound, Glen Benton y sus muchachos, registrando la continuación de su arrasador debut, de título, ojo al dato, Legion, como la banda de nuestros valientes barceloneses, por lo que se dice, que Benton, llegó a entablar cierta amistad con alguno de ellos, y que debido al buen rollo que se había generado, le puso de título al disco el mismo nombre que el de los catalanes. Ahí queda la historieta, si fue cierto o no, solo lo saben ellos, pero sí está acreditado que ambas bandas llegaron a tener un cierto feeling.
Contraportada LP, Labyrinth of Problems, 92 |
Los Legion estaban haciendo las cosas bien. Se encontraban en el mejor sitio para sonar de una vez por todas con categoría y nivel, y dar el zarpazo definitivo para catapultarse a la esfera internacional. Las canciones eran sólidas y convincentes. Las mejor trabajadas e interpretadas de su carrera. Donde la banda mostraba, ahora sí, un sonido profesional y cohesionado. Por fin sonaban esas guitarras con pegada y la instrumentación vibraba en su sitio, con una voz empastada, sin verse sepultada como ocurría en sus anteriores producciones, todo proyectado sobre nueve cortes, entre ellos, una versión de los hardcore punk británicos G.B.H (no podía faltar una cover en sus discos) como ya habían hecho en sus dos anteriores, y un tema cantando en español, Nada sin fe, que hacía de cierre final, de una obra que debía de haberlos consagrado a un nivel superior.
Pero, sus ilusiones y anhelos se cruzaron con la cruda realidad. Y es que el disco se quedó lejos de sus sueños y aspiraciones. El álbum se podría decir que funcionaba, pero no mataba. Esa combinación de thrash más fino y elegante, a caballo entre unos modernos Metallica y Testament, con gotas de grunge y groove de la época, decorado con cambios de ritmo e interludios de guitarras acústicas no obtuvo el beneplácito de la concurrencia.
No sabemos por qué, pero esas, Beyond Betrayal y Route to Madness, primera y segunda del disco, los presentaban en ese plano superior que os había comentado, pero tampoco sin llegar a romper la pana como se esperaba al ser un álbum grabado en semejante sitio. Tom Morris es indudable que hizo un buen trabajo, pero quizás no excelente (igual estuvo más preocupado y ocupado en producir el de los Deicide, que en el de los catalanes), por lo que hubo ciertas críticas hacia el sonido (entre otros) de la batería por sonar demasiado al Trascendence (bendito sea) de los Crimson Glory y, en general, todo se quedó con la sensación de que el disco podía haber dado más de sí.
El álbum mantenía el tipo en todo momento, al ser nueve temas, se podría decir que no hay casi relleno, y todas las canciones seguían un patrón común, navegando entre los medios tiempos, partes aceleradas y más agresivas como en una buena This Can´t Be Real, llena de buenos estribillos y excelentes guitarras, repletas de ajustados solos, que redondeaban un disco notable, de una banda que había crecido y desarrollado su sonido, pero igual no lo suficiente, como para pegar el salto a una audiencia mayor como ellos soñaban.
La hora de la verdad llegó en algún momento de 1992 cuando se editó por parte de su disquera, también catalana, PDI, este Labyrinth of Problems y, aunque, en España la acogida no fue mala, parece que no llegó a colmar las expectativas de la banda. La hazaña de haber ido a los USA fue todo un logro, un paso de gigante que habría la puerta a que otros también lo intentaran. Estos Legion tenían calidad y así lo demostraron con este tercer disco, pero no lograron dar la machada y cuajar una obra que consiguiera cambiar los cimientos de un thrash metal que ya había muerto y donde la escena musical se estaba transformando para ser devorada por los sonidos venidos de Seattle y el groove de los Pantera
Los Legion siguieron adelante, recorriendo toda España, pero con la sensación de que el grupo se había atascado, quedándose estancado en un circuito español potente, pero limitado, sin conseguir exportar su música a una escena europea que les abriera las puertas a algo más. Los de PDI, tampoco editaron el disco fuera y, todo ello, unido a un cierto agotamiento entre ellos, provoca que Julián y Marc decidan saltar del barco. Otra vez se quedaban sin banda Dolcet y Quimi, que deciden en 1994 disolver el grupo, al verse sin apoyos, discográfica y sin ningún horizonte esperanzador a la vista.
La ilusión y ganas de volverlos a ver desgraciadamente resultaron ser otra intentona fallida y esta nueva reencarnación parece ser que ha saltado por los aires, y todo ha vuelto, una vez más, a la casilla de salida, entre peleas por la línea musical que seguir, y disputas por el nombre de la banda, que no hacen más que alimentar que el maleficio o maldición todavía parece que continúa sobre este grupo.
El tiempo se les echa encima y las oportunidades se les van agotando. Cuando parece que la cosa va a funcionar, siempre les surge algún contratiempo o dificultad que acaba frustrando los planes de esta gente. Labyrinth of Problems significó su último elepé, pero no así su olvido definitivo, de una gente que representó en los primeros 90s a nuestro mejor thrash metal. Hasta la próxima amigos.
7/10
A la memoria de Julián "Loss" Loza (DEP)
Un clavo más para el ataud patrio... lo que pudo ser y no fue.
ResponderEliminarEste grupo era el que mas proyección de todos tuvo (en un tiempo en que el heavy ya estaba de capa caída Obus, Baron Rojo ya habían terminado su etapa gloriosa y en que en España imperaba el rock estatal y poco más Barricada, Suaves).
El caso es que este disco no consigue despegar; buena producción, canciones mucho más trabajadas, pero, sin gancho... No sé como explicarlo; falta algún ritmo mas machacón, algún estribillo de esos que se quedan a la primera. Y también que les pilló este disco cuando empezaba a cambiar todo con la irrupción de Nirvana, el grunge y las bermudas (pero sin la gracieta de Anthrax )y camisas de cuadros...
Yo coincido casi en todo, pero tengo que decir, que a pesar de la producción, el primero es el que mas me gusta. Este último se me anuda. Acabo perdiéndome entre canciones y cuando me quiero dar cuenta, pues cambio a otra cosa a medio. Y mira que en su momento le dí vueltas, pero al pasar un tiempo he dejado de escucharlo y volver a él.
Por cierto, Fuck Off son, a mi parecer, mejores que estos Legión, peeeeero, ya sabemos que para gustos colores.
Un 6 porque es el que menos me gusta de los tres.
Una pena lo de esta gente. Yo creo que ahí había madera para algo más, pero les faltaron muchas cosas. Empezando por una disquera que los moviera más en un plano internacional, con más publicidad y promoción fuera, porque apenas los conocían fuera de España. Después, lo de grabarlo en los Morrisound fue toda un hazaña (y una buena pasta) pero lo cierto es que no lo aprovecharon. Presentarse allí era un sueño, pero después había que mover el disco y, sobretodo, pegar el pelotazo, pero no lo consiguieron. Es cierto que mejoraron mucho a nivel de sonido (era difícil sonar peor que en el anterior) pero me da que el Tom Morris tampoco se volcó mucho con ellos. El álbum suena bien, pero no es una producción de la hostia. Para ser grabado allí creo que se le pudo haber sacado más jugo al trabajo. Hay buenas ideas, riffs, interludios acústicos y tal, pero nunca hay la sensación de estar ante algo grandioso. Que te dijera; guau!!!!... Esto lo peta. No era solo plantarse allí, también hay que tener contactos y, muy importante, manejarte con el idioma. Algo fundamental para relacionarte en los USA y no parecer un paleto que nunca ha salido de su tierra.
EliminarEstoy convencido de que con otra discográfica. No sé, unos Roadrunner, Metal Blade o alguna de esas, esta gente hubiera llegado más lejos. Porque calidad había, tocaban bastante bien, cantaban en Inglés (muy mejorable, pero puede valer) y en directo sonaban potentes y con cierta planta.
Necesitaban alguien que los metiera por ahí en una gira potente de una banda extranjera. Por ejemplo, en Europa, con unos Kreator, Sepultura, Slayer o alguno de esos, recorriendo el continente, y no solo teloneando en España en una fecha a los King Diamond, o participando en la edición del Monsters of Rock de 1991, que se celebró en Barcelona. Eso ayudaba, pero esta gente lo que necesitaba era darse a conocer fuera, y ahí era donde ni dios los conocía.
La banda se gastó las pelas en este Labyrinth of Problems, vieron que no consiguieron y lo dejaron. Igual había que haber insistido un poco más, pero no quisieron seguir palmando pasta. Después, tampoco la época ayudaba mucho para estes sonidos, metidos en los mediados 90s donde el heavy clásico y el thrash estaban totalmente desahuciados.
Lo siento, pero yo me quedo antes con los Legion...jajajajaja
Venga, tío. Un placer siempre verte por aquí. Un saludo.
Ya que estás con desauciados, porqué no una crítica de Crom y su Wasteland? Esos también molaban...
EliminarNo me convencen mucho. No estaban mal, ojo, para ser de aquí, pero las veces que lo intenté con ellos, al final siempre preferí reseñar otras cosas. Pero voy a intentarlo otra vez, ya que me los has recomendado. A ver si esta vez me animo con ellos...
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