Ya nadie se acuerda de estos discos. 666 ha quedado como un recuerdo del pasado para cuatro nostálgicos ("metalpacos") como nosotros, que comprábamos casetes en las gasolineras y follábamos en los coches de nuestros viejos. Nos escapábamos los sábados por la noche con 2.000 ptas en el bolsillo pensando que llevábamos una fortuna, pero lo cierto es que esas pelas duraban muy poco. Lo que no paraban de durar eran esas composiciones de este 666, que muchos calificaron de ñoñas y blandengues, pero que a mí me acompañaron durante mis años más golfos y salvajes... Los Angeles del Infierno marcando 666: por favor, ¿se puede poner el diablo..? está dando por detrás...