miércoles, 26 de noviembre de 2025

44 años de Welcome to Hell de Venom: los tres días que cambiaron el heavy metal...


Hay discos que se convierten en clásicos y todavía a día de hoy hay gente que se pregunta por qué. Uno de ellos podría ser el debut de los Venom. Welcome to Hell no inventó nada, pero sí hizo que otros gracias a él crearan nuevos subgéneros. El thrash, death y black, en general, todo el extremo, nunca serían igual sin que estos tres intrépidos jovenzuelos formados en Newcastle hace más de 40 años grabaran este amasijo de ruido y distorsión que, milagrosamente encontró la admiración y el respeto, pero también el desprecio de algunos. Para tratar de encontrar por qué este disco se colocó ahí en el altar de los álbumes de culto, os invito a 44 años del Welcome to Hell de Venom: el comienzo de la alianza con Satán...

1. Sons of Satan (03:38)
2. Welcome to Hell (03;15)
3. Schizo (03:34)
4. Mayhem with Mercy (00:58)
5. Poison (04:33)
6. Live like an Angel (Die like a Devil) (03:59)
7. Witching Hour (03:40)
8. One Thounsand Days in Sodom (04:36)
9. Angel Dust (02:43)
10. In League with Satan (03:35)
11. Red Light Fever (05:14)

Produced by: Keith Nichol, Mickey Sweeney and Steve Thompson
Neat Records, 1981


Para muchos este Welcome to Hell no era más que un batiburrillo de punk, Sex Pistols y Motörhead, rodeado de una imagen hueca y barata, de cartón piedra, de falsos aduladores de Satán y temáticas ocultistas que no iban más allá de ser unos pobres diablos, que jugaban a ser malotes dentro de los cuartos de sus casas. Nadie lo discute, ni seré yo el que lo ponga en duda, pero creo que hay que reconocerles que, directa o indirectamente, fueron capaces de agitar y revolucionar una escena que hasta entonces vivía demasiado acomodada y adormecida. Muchos hablaban del demonio y de las fuerzas del mal, pero ninguno había sido tan explícito como estos Venom, ni había ido más allá en su propuesta escénica.

Cronos, Mantas y Abaddon llevaron toda esa estética hasta el final. A mí me recuerdan un poco a lo que hizo después Manowar con su true metal, solo que estos británicos, lo hicieron antes con el demonio y las huestes de Satán. Los Venom, igual que los de Joey DeMaio, utilizaron sus respectivos universos sin ningún pudor, ni límite. No se avergonzaban de hacerlo, y lo mostraban en público de una manera tan visceral y real, que mucha gente se lo creía, provocando una comunión única entre música e imagen. 

Hoy en día os puede parecer todo eso ridículo y hasta provocar alguna carcajada, pero por aquellas fechas, en 1981, presenciar un show de Venom era algo superior, salvaje y primitivo. Lleno de pirotecnia y cañones de fuego. Una experiencia única, que solo ellos ofrecían. Para que os hagáis una idea, era algo así como fue en los 90 ir al cine y ver el cruce de piernas de Sharon Stone en la peli de Instinto básico.

Welcome to Hell de Venom pertenece a esa categoría de discos que surgieron en ese momento oportuno, ocupando un lugar que nadie se había atrevido a hacerlo, y que, por alguna razón, todos lo empezaron a imitar. No se sabe realmente el motivo, pero algo tenían estos tipos que provocaron un incendio en toda la NWOBHM. Algunos dicen que fue el sonido del disco el que realmente prendió la llama. Esa producción caótica, llena de ruido y caos, parece ser que en ella, muchas bandas encontraron la inspiración necesaria para, partiendo de todo ese despropósito, proyectarlo en sus canciones y llevarlas a otro sitio. 

Metallica siempre han reconocido que los Venom fueron una banda fundamental para ellos. Lars Ulrich los ha citado en múltiples ocasiones, diciendo que Welcome to Hell fue un álbum decisivo en su vida, que lo empujó a tocar más rápido y agresivo. Pero no solo ellos. Ahí están los Slayer, grandes discípulos, que han hecho cantidad de versiones de sus temas. Sodom, otro tanto de lo mismo, Kreator, Possessed, y así sucesivamente, cualquier banda del extremo los tienen encumbrados hasta la gloria.

Abaddon, Cronos y Mantas, años 80
Está claro que los Venom no destacaban por la destreza con sus instrumentos, ni eran unos virtuosos, ni tampoco grandes instrumentistas, de hecho, está acreditado que Abaddon (de nombre real; Antony Bray) casi no sabía tocar la batería cuando se metieron a grabar el disco y, que iba improvisando y aprendiendo a medida que grababan esas canciones que se convertirían en el manual de estilo, en el grimorio de todo el metal extremo que surgiría en años venideros. 

¿Cómo es posible que estos tres carentes de cualquier técnica musical consiguieran todo eso, sin apenas medios, ni presupuesto, y todo grabado en tres míseros días en unos estudios modestos, provocando una catarsis en toda la escena europea? ¿Fue la suerte, toda un jugada rocambolesca que fue encadenándose una con otra, lo que de verdad provocó una venommanía?

A día de hoy ninguno de ellos lo tiene claro: decía Mantas, su guitarra, (en el registro civil; Jeffrey Dunn), que lo que querían era sonar lo más bestias, sucios y brutos que pudieran. Mucho más que Motörhead, Judas Priest y todas las bandas de punk juntas, y todos los problemas, dificultades y falta de dinero que tuvieron, paradójicamente, ayudaron a que su debut, este Welcome to Hell, sonara a rayos y centellas, pero totalmente indomable. Como una auténtica comitiva de salvajes, lanzados sin orden ni concierto.

Si querían sonar más brutos que Motörhead, Judas Priest y todo el punk junto, lo habían conseguido. Welcome to hell era una erupción en la cara que, unido a su estética satánica, por algún motivo, provocó que la juventud británica de la época, falta de fuertes sensaciones musicales, conectara con ellos como polla tiesa en condón estirado. Fue en ese Reino Unido sumido en una crisis económica brutal, con una chavalería sin trabajo, donde los Venom pescaron su caladero de seguidores. Ni Mantas, ni Cronos, ni Abaddon, saben a día de hoy dónde estuvo el secreto (su), el secreto de Welcome to Hell.

Cronos en directo, años 80
Si nos dejamos de confiar todo en la suerte, podríamos decir que Cronos, su bajista y frontman, (en su partida de nacimiento, Conrad Thomas Lant), tuvo mucho que ver en la grabación del disco. Este, parece ser, que estaba haciendo prácticas de ayudante en los estudios Impulse Recording (U.K.), y ya siendo Venom un tridente formado por su formación clásica y emblemática (entiéndase: Cronos, Mantas y Abaddon) parece ser que fueron capaces de convencer al dueño del estudio, un tal David Wood, para que les dejara grabar una demo con tres temas ("Angel Dust", "Red Light Fever" y "Raise the Dead"), la cual llegó a las manos del futuro redactor de la revista Kerrang! y, a partir de ahí, dicha maqueta empezar a rodar y estes a lanzar su dictadura de Satán por su Newcastle oriunda y parte del Reino Unido. 

Las tropas del macho cabrío se alinearon y todos juntos entran a grabar lo que sería este Welcome to Hell. Fue en algún mes de 1980 cuando en menos de 72 horas registran su debut, y uno de los discos que se convertirían en uno de los más inspiradores de la historia del metal extremo. La piedra filosofal que sirvió de pozo de sabiduría para posteriores outsiders... Cuando salió el disco (enero de 1981) muchos se preguntaban cómo estos tres chiflados podían haber llegado a tener tanto éxito. Si apenas sabían tocar, y el elepé sonaba como un cubo de basura. Metidos en el saco de la NWOBHM, algo que siempre les molestó bastante, ya que ellos, no iban para nada por ese palo. Venom eran más satánicos y salvajes, tanto a nivel sonoro como letrísticamente, donde las voces infernales de Cronos escupían verdaderas blasfemias que hacían temblar las puritanas vidas de la sociedad británica, algo que, seguramente, les generó muchos seguidores, pero también, muchas envidias y enemigos. 

Welcome to Hell lo componían 11 temas, incluyendo una pequeña instrumental de menos de 1 min, donde se concentraba toda la catarsis musical y enajenación mental de estos tres trogloditas instrumentales. Creo que si pincháis la primera, "Sons of Satan", podéis comprender las criticas que sufrieron. Esto era como un brebaje de esos que huele a charca de ranas, y que, cuando lo pruebas, te dan ganas de vomitar, pero, curiosamente, si aguantas, cada vez tienes más ganas de seguir bebiendo. Si os fijáis, hasta parece que pierden el ritmo, y no van acompasados. La guitarra va por un lado, el bajo por otro, y la batería ya no digamos. Pero, ¡coño!, ¿por qué no lo hicieron otros? Era la actitud, las ganas de comerse el mundo, de tres trasnochados que rompieron la baraja. Se cargaron las reglas y mandaron las normas al infierno, nunca mejor dicho...

Foto interior, single, 1981
El caso es que si aguantabais el tipo, el disco era otra cosa con la segunda, la homónima "Welcome to Hell". El sonido era igual de horrible, desafinado, ininteligible, pasadísimo, pero aquí ya hay un riff reconocible y a día de hoy arquetípico. Surge la voz de una tía, y el grupo, en medio de todo el caos, consigue crear un tema más o menos bien construido. No me digáis que con "Schizo", el tercer estallido, la cosa ya no ha mejorado mucho más. Si este tema lo meten en alguno de los primeros de Motörhead, nadie iba a decir nada. Lo que os comentaba más arriba, lo de aguantar ahí el olor y el sabor a azufre, a cuerno quemado, y después, ya veremos...

Ahora viene la instrumental "Mayhem with Mercy" que más bien es una cuña rara, que tiene su punto, pero realmente no sé que pinta ahí, un tema más completo estaría mejor, pero de aquí pasamos al que para mí es la joya del disco: "Poison", un temazo superlativo. Parece que a medida que el vinilo avanza, estos tres esbirros se van entonando y tocando mejor. Las guitarras llenas de delays, ecos y reverberaciones, enterradas en la mezcla. El bajo subidísimo... ¿Dónde coño está el productor? Esto le llamaban disco, pero en realidad era una maqueta metida a álbum. Un recopilatorio de su dos demos anteriores y un single.

Cerramos la primera parte de todo este despropósito con una de las más cañeras para abrir la segunda cara con uno de sus temas más emblemáticos y mas versionados, "Witching Hour", es uno de sus himnos. Algunos lo consideran uno de los epítomes de la música extrema. Los Slayer, ahora ya del tío King, la encuentran casi reverencial, igual que todo el black metal nórdico. Aquí hasta hay un solo y un tapping... El tema que enamoró a todo el Inner Circle noruego...

Llegamos al momento donde toca un corte de los más extraños, y que más rompe el ritmo del disco. Un tema casi a medio tiempo, "One Thousand Days in Sodom", una pista que funciona muy bien, con un estribillo logrado y unas líneas vocales que sobresalen. Se atreven con algún cambio de ritmo, y el bajo se luce para dejar a Mantas cascarse un solo más que digno. Creo que no se puede hacer más con tan solo tres días de grabaciones y un inepto tras los controles. Si esto no es un puto aquelarre del inferno que baje el mismísimo Satanás y lo haga mejor...

Cronos y Mantas

Para los que seáis seguidores del metal extremo, el disco está plagado de gemas sin pulir, incontestables, monolitos que influenciaron a toda una escena. Hay quién dice que aquí está la pócima primigenia que dio lugar al thrash, death y black metal. No hay ni un solo tema del disco que no tenga algo de maldad. Las tres últimas siguen siendo el mismo amasijo de ruido y distorsión inaudible. Ahí tenéis la de "Angel Dust", otro clásico frenético y agresivo, sin piedad, hasta llegar a la de "In League with Satan", donde sobran los comentarios... 

Si alguien tenía alguna duda de sus tratos con Satán, aquí lo hacen patente, poniendo música a su alianza con el maligno, acompañándola de estrofas recitadas al revés y con sonidos de tambores como si fueran una tribu danzando desnudos alrededor de un fuego en medio de un ritual oscuro perdido en algún bosque de Reino Unido. Todo se acaba completamente caótico y desordenado, como no podía ser de otra manera, en la de "Red Light Fever", que tiene un riffaco de eses que hizo que el propio Tom. G. Warrior de los Celtic Frost les mandara una botella de vino tinto todos los años por navidad...

Tras la avalancha que supuso Welcome to Hell, la banda se lanzó rápidamente a grabar su segundo disco, solo un año después, en 1982, editaron Black Metal, él, para mí, su obra maestra, y un disco mucho mejor en todos los sentidos: elaboración, ejecución y producción... Se habían desatado los infiernos sobre la tierra. Venom eran los nuevos reyes de la maldad. Durante cuatro años, hasta 1985, fueron los putos amos. Su ascenso fue tan meteórico y explosivo, que también su declive fue igual de rápido. Algunos dicen que fue su compañía de discos, Neat Records, una cueva de ladrones, los que los jodieron, que solo se dedicaron a exprimir sus discos para llenarse los bolsillos, que descuidaron a la banda y la dejaron sin rumbo. 

Otros, que fue el llevar a Metallica de teloneros lo que acabó por destronarlos. Y, por último, los menos, que fue realmente Satán el que les cerró la puerta y les escondió la llave del éxito... Sea como fuere, el caso de Venom es uno de los más malditos y extraños del heavy metal. Si hay una banda maldita, esa es, sin duda, Venom. A día de hoy nadie sabe cómo lo consiguieron, y tampoco por qué fue tan súbita su caída. Lo que sí se cierto, es que para la historia del metal quedó este Welcome to Hell. El disco que inspiró el metal extremo. El álbum que cambió el heavy metal... Hasta la próxima, amigos.

9/10


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