martes, 2 de diciembre de 2025

Black Sabbath - Cross Purposes: el disco perdido de Tony Martin...


Afrontar este disco siempre es complicado. Para muchos no es ni tan siquiera un álbum de Black Sabbath, sino un sucedáneo, una franquicia montada por Tony Iommi y Geezer Butler. Un elepé espurio y olvidado que no merece la pena recordar. Para mí, en cambio, me parece uno de los discos más injustamente despreciados e infravalorados de toda su discografía, que demostró que Black Sabbath podía resistir los 90, hacerlo sin Ozzy ni Dio, y lograrlo con un ángel caído llamado Tony Martin. 31 años pueden ser suficientes para comprobar que al ser de la portada todavía no se le han quemado las alas, las tenía cubiertas con papel ignífugo... Esto son los Black Sabbath del Cross Purposes: el disco perdido de Tony Martin... 


1. I Witness (04:56)
2. Cross of Thorns (04:32)
3. Pysichophobia (03:15)
4. Virtual Death (05:49)
5. Inmaculate Deception (04:15)
6. Dying for Love (05:53)
7. Back To Eden (03:57)
8. The Hand That Rocks the Cradle (04:30)
9. Cardinal Sin (04:21)
10. Evil Eye (05:58)

Produced by: Leif Mases
I.R.S. Records, 1994

Siempre me imaginé que esa dos alas ardiendo que salen en la portada representaban las almas de Ozzy y Dio. Y el ser que sale de espaldas era el propio Tony Martin. Ahora es fácil pensarlo, pero hace 31 años no lo era tanto. Dos llamas que consumían su oxígeno y lo asfixiaban, usando sus respectivas carreras como dos losas pesadas e inalcanzables.

Los Black Sabbath los podemos dividir en tres etapas o eras principales: la primera, el despertar con Ozzy Osbourne, para la mayoría la mejor, la auténtica, la que de verdad debe llevar el nombre de Black SabbathSeguidamente, la época Ronnie James Dio, muy reconocida y apreciada por los fans, donde se grabó uno de los mejores discos considerados sin la presencia de El Padrino, el mítico Heaven and Hell. Y, por último, los años de Tony Martin, la más infravalorada y desprestigiada, que guarda una de las trilogías más interesantes del heavy metal como fue la formada por los The Eternal Idol, Headless Croos y Tyr, quedando olvidado y perdido este fantástico Cross Purposes

Es verdad que han pasado más cantantes por ellos, pero creo que estos tres son los que más huella y tiempo dejaron en el seno del grupo. No se puede obviar tampoco que por la banda también pasaron gente ilustre como Ian Gillan, con el que grabaron un disco, aquel Born Again de 1983, y también el Glenn Hughes, donde su voz quedó inmortalizada en el álbum Seventh Star del año 86. Pero, siendo justos, ninguno de estos dos marcó una era significativa en la banda.

Hoy no vengo a discutir cuál de las tres es la mejor. No me interesa para nada ese debate. Cada uno tendrá su época preferida. Yo, por suerte, me quedo con las tres. Tanto Ozzy, como Dio y Martin, creo que se complementan y no son para nada excluyentes. Cada uno de ellos aportó su talento y le dio su toque. Ozzy creó el mito, fue la imagen, el primero que esculpió y dio forma con su voz a esos riffs de Iommi, pero Dio aportó más técnica y modernizó a una banda para prepararla para los 80. Y, por último, el eslabón más débil de todos, y al que le tocó el papel más difícil, el nunca aceptado, Anthony Philip Harford "Tony Martin" ¿Cómo lidiar contra esas dos figuras tan carismáticas y queridas por los fans como eran Ozzy y Dio? Seguramente, una empresa totalmente imposible, máxime cuando en 1987, que es cuando entra el despreciado Martin, el heavy se encontraba en una encrucijada, atrapado entre la furia del thrash metal y los sonidos más light y espusos del glam. 

A finales de los 80, nombrar a Ozzy y a Dio, era como invocar la santísima trinidad de los vocalistas del heavy metal, solo faltarían añadir a Rob Halford y a Bruce Dickinson para cerrar el cuarteto de lujo de los cantantes del heavy. Estábamos hablando de sustituir a semejantes colosos, leyendas que habían grabado himnos inmortales del heavy metal mundial. Temas como "Paranoid", "Children of the Grave", "Planet Caravan" o "Neon Knights" eran iconos imborrables, que habían creado el yunque donde se daría forma a todo el metal que se creó después. Si todo eso fuera poco, los Black Sabbath de aquella era una banda totalmente a la deriva, sin rumbo, con constantes entradas y salidas, y sin un líder claro que supiera conducir a la banda por algún camino del éxito.

Con unos Black Sabbath abandonados por los fans, desprestigiados y muy criticados por no tener en sus filas más que a un solo miembro fundador. Es cuando aparece nuestro (mi) querido Tony Martin para tratar de reflotar a unos Black Sabbath que vivían sus horas más bajas. Sin Ozzy ni Dio, la prensa y los fans no iban a dar ni una libra por ningún otro vocalista que se pusiera al frente de los creadores de "Sabbath bloody Sabbath". Lo más sensato era haber enterrado el nombre de Black Sabbath y haber continuado bajo otro nombre, pero Iommi no quiso, no pudo o no lo dejaron. Ya que económicamente empezar de cero bajo otra placa resultaba algo demasiado humillante para una gente que había sido tan grande.

Para añadir más heroicidad a la aventura suicida de Martin, este era un don nadie, sin currículum ninguno, y un músico (más bien multiinstrumentista) que no presentaba ningún aval tras de sí. Era un vocalista sin caché, alejado de las grandes ligas del heavy, y sin un respaldo musical que pudiera darle algún pedigrí para poder presentarse con algunas garantías ante semejantes vocalistas que pretendía sustituir. Era un cordero llevado al matadero. 

Cuando uno no es aceptado en un sitio todo son problemas. Una lucha constante por demostrar tú valía que nunca encontrará la comprensión y el apoyo. Seguro que vosotros en vuestras vidas lo habéis vivido o conocéis algún caso. Martin hiciera lo que hiciera, siempre sería criticado. Como así fue. Ninguno de los discos que grabó con Iommi fue capaz de cambiar la opinión sobre él. El primero fue The Eternal Idol, de 1987, el comienzo de la trilogía, que servía para presentar la voz de Martin ante el respetable. Unas cuerdas vocales más dulces y melódicas y, quizás, las más elegantes de todas ellas. El disco fue un absoluto fracaso, despreciado por la crítica, fueron despedidos por su disquera Warner Bros, y la banda, o lo que quedaba de ella, había tocado fondo. 

Un Iommi frustrado, cansado de tener problemas con los productores, decide él mismo tomar las riendas de todo y producir el segundo disco con Martin al frente. Dos años después, en 1989, editan Headless Cross, el disco de las brujas, que sigue el mismo maldito destino que el anterior: ser totalmente repudiado e ignorado por la crítica. Ni con una entrada totalmente espectacular a cargo de Cozy Powell, en la homónima del disco, pudo evitar que el álbum fuera directo al cajón de las causas perdidas.

Tony Iommi y Tony Martin (los tonys), 95

Tyr de 1990 fue la última intentona de ver si la contratación de Martin despegaba de una vez. De un disco brujeril, pasaron a otro mitológico y enfocado en la mitología nórdica. Pero los problemas eran los mismos que con los anteriores; no estaba Ozzy ni Dio. La banda sufría una crisis de credibilidad, que la hacía no ser respetada por los medios ni por los seguidores. Con este álbum tiraron la toalla y largaron a Martin, para volver a repescar al pequeño Elfo, el Dios Ronnie James Dio, y volver a tener a las cuatro cuerdas al mítico Geezer Butler, uno de los artífices de volver a enrolar al Sr. Dio otra vez en el barco.

Iommi dijo que esta jugada le pesó enormemente, pero que lo hicieron para ver si así recuperaban su identidad y la ansiada credibilidad perdida. En realidad, eso les importaba bien poco, lo que querían eran volver a hacer billetes (la discográfica les había ofrecido mucha pasta por juntarse con Ozzy o con Dio) y a llenar sus escuálidas arcas de monedas, después de tener que cancelar giras y ya, últimamente, ni tan siquiera poder girar por los USA.

Así de esta manera el Sr. Tony Martin era despedido del grupo. Parece increíble que esos tres discos no fueran capaces de mantenerlo en la banda. Yo no encuentro ningún defecto gordo en ellos. Me parecen tres discos de primera división. Hay buenos temas, una ejecución impoluta y una voz totalmente cautivadora y especial. Desde luego si aquí hay algún culpable, es que no estaban ni Ozzy ni Dio, pero eso, apreciados amigos, no era culpa de Martin. El solo cantaba lo que le ponían, las composiciones que hacía Iommi.

Con Dio otra vez dentro sacan Dehumanizer, lógicamente, un disco mejor aceptado y, para algunos, esto ya era algo más parecido a los auténticos Black Sabbath. Lo malo es que tanto Iommy como Butler, cometieron la torpeza de aceptar tocar dos conciertos como teloneros de la banda de Ozzy en solitario, y eso fue algo imperdonable para Dio que, sabedor de que algo se cocía entre ellos, decidió acabar así la segunda intentona de hacer carrera con Black Sabbath.

Hecha aguas la segunda vuelta del creador de "Rainbow in the Dark", le ofrecen entrar otra vez en el grupo al siempre disponible Tony Martin. Cross Purposes hacía el cuarto disco del gato de Birmingham "The Cat" con los Black Sabbath de Iommi y Butler, y el inicio de su segunda etapa al frente del grupo, como frontman e imagen principal de los Black Sabbath de la era grunge.

Si Black Sabbath en los 90 era un grupo de mercenarios donde no había forma de consolidar una formación estable, a todo eso había que sumarle la situación del heavy metal clásico que vivía completamente abandonado por una industria, que estaba centrada e interesada en el rock alternativo, groove y los sonidos industriales. Ni Bruce Dickinson, ni Rob Halford, ni el propio Ozzy estaban en sus respectivas bandas, ni tan siquiera estaban interesados en el heavy metal. Vivían su endiosamiento, probando suerte, experimentando con las músicas de moda.

Tony Martin, Iommi y Nicholls, 87
Al que le faltaba la punta de los dedos de su medio y anular de la mano derecha, junto con el amante de los gatos, el Sr. Geezer Butler (de nombre real; Terence Michael Joseph) editan en 1994 Cross Purposes, que hacía el 17º disco de la banda y el cuarto con Tony Martin. Un álbum para mi gusto que se convertía en el más sólido, coherente y maduro que habían grabado con él. Compuesto de 10 temas que no eran hits, pero sí unas composiciones rotundas y perfectamente ambientadas, que recuperaban ese heavy metal oscuro y místico que siempre tuvo Black Sabbath.

Con un impecable Bobby Rondinelli a las baquetas, un veterano mercenario que había prestado sus servicios con gente del calibre de Rainbow, Quiet Riot o Doro, junto con un gran teclista, fantástico en el disco, y que le da ese toque aromático a misticismo y ocultismo que tiene el álbum, el ya desaparecido Geoff Nicholls, firmaron todos juntos un disco de nivel internacional, de los más completos y sólidos de su discografía.

Todo el álbum es un monolito. Más fiel y comprometido con el heavy metal, que todo lo que hacían otros mucho más encumbrados. Desde los inicios con "I Witness", una entrada lanzada y nerviosa, siguiendo con la semibalada "Cross of Thorns", con una línea vocal exquisita, llena de cambios de tono y contrates de Martin, para pasar al tema más duro del disco, "Psychophobia", acreditaban que este cuarto disco grabado con Martin, era un elepé muy serio, lleno de veteranía y artesanía musical.

Todavía sigo emocionándome con la balada "Dying for Love", donde es imposible transmitir más con una guitarra Gibson SG, que como lo hacía el maestro del riff Tony Iommi. El disco está lleno de momentos hipnóticos, como el comienzo al bajo de "Virtual Death", una lenta y arrastrada letanía en busca de la fruta prohibida. La parte central de "Back to Eden", un cambio de ambiente top, para conducirnos de regreso al Edén. En cualquier momento del álbum saltaba algún destello, chispa o genialidad que te descubría una obra que, a pesar de lo que dijeran muchos, merecía mucho la pena.

Martin e Iommi
Cross Purposes es un disco de oficio, de clase, de gente curtida que tejía sus habilidades de una manera superior. Cómo no emocionarse con ese inicio melancólico y romántico de "The Hand that Rocks the Cradle" para pasar a un riffaco, una vez más, marca de la casa de Iommi. Hasta eran capaces de sonar sinfónicos como en la de "Cardinal Sin", para terminar esta obra atemporal con la de "Evil Eye" en otro riff monumental hecho a medias entre Iommi y el ya desaparecido genio de la guitarra Eddie Van Halen.

Este trabajo sería imposible que lo cantara Ozzy, por eso estamos ante un disco más complejo y lleno de matices de lo que la gente cree. En medio de las turbulencias que pasaba la banda y el estilo, Cross Purposes, fue una apuesta muy centrada y certera, que trababa de navegar los 90 sin renunciar demasiado a su esencia y a su legado. Creo que aquí encontraron el equilibrio de cómo fundir las cuerdas vocales de Martin, sin hacer sonar a los Black Sabbath de otra forma. 

El disco combina la modernidad con la tradición, siendo emocional y directo, pero también introspectivo y oscuro, conservando las señas de la banda, pero con el hándicap de que no estaba la presencia de un Ozzy, algo que siempre persiguió a Martin y que lo acabó sentenciando ante lo fans, que nunca aceptaron a nadie que no fuera Ozzy como vocalista de Black Sabbath: No hay más ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que no quiere oír...

A partir de aquí, Tony Iommi se dejó ir, consciente de que la vuelta de El Madman estaba atada y resuelta, por lo menos desde 1992, por lo que la apuesta de Tony Martin siempre fue un sustituto, una visión oportunista y comercial, para salvar los muebles y seguir hacia delante hasta que Ozzy volviera a la banda. Después, en 1995, vendría un masacrado Forbidden, que en palabras de Iommi, no fue más que un trámite para finalizar contrato con la discográfica, echar a Martin, y así dejar despejado el camino para el regreso de El Príncipe de las Tinieblas.

Tony Martin fue otro ejemplo más de que sustituir a los vocalistas más carismáticos de nuestro rollo, es una tarea imposible. Así pasaría años después con Blaze Bayley en Iron Maiden, lo mismo con Ripper Owens en los Judas Priest, y, también, aunque en menor medida, con Andy Deris de Helloween, que si bien este aguantó el tirón con la banda, al final tuvo que aceptar que las calabazas se volvieran a juntar con Michael Kiske

Aquí nadie discute el poder y carisma de Ozzy. Un animal escénico, imposible de sustituir, un vocalista que creó la criatura. Ni tampoco el potencial y magia de Ronnie James Dio. Aquí de lo que se trata es de reivindicar la figura de Tony Martin, a través de este gran Cross Purposes, como un buen vocalista, profesional y cumplidor, lo suficientemente digno y capacitado para el puesto, que le tocó hacer olvidar a dos colosos, dos gigantes del metal como eran Ozzy y Dio. Una misión suicida, una empresa imposible de llevar a cabo. Por mucho que digan que Cross Purposes es aburrido, genérico, plano, y que no sonaba a los verdaderos Sabbath, la auténtica verdad es que los más acérrimos no soportaban que Black Sabbath pudiera seguir sin Ozzy. Como decía el propio Tony Martin en una entrevista: no me echaron porque era malo, me echaron porque conmigo no vendían discos... Hasta la próxima, amigos.

A la memoria de Geoff Nicholls (DEP)

8/10


2 comentarios:

  1. Me tocas todos los palos... jejeje.

    Lo voy a decir sin ningún género de dudas. Es duro, pero para discos de BS, la "era" Tony Martin es la más completa para mí sin duda. A ver, lo matizo que si no, alguno que lo lea dirá "el enterao este"...

    BS han sido los padrinos de todo; sus primeros discos definen el Heavy metal, y tanto Ozzy como Dio son, sin ningún género de dudas, dos de los mejores cantantes de heavy de todos los tiempos, peeeero, a mí, BS como discos completos, la era Tony Martin me parece la más acertada. Quitado Forbidden, el último, que suena regulero y está algo falta de magia, los otros 5 discos con Martin me parecen lo mejor de BS.

    Sí señor, mucho más como discos completos que los primigenios con Ozzy o la era Dio. De todos estos disfruto de alguna canción suelta, pero soy incapaz de ponerme el disco completo... como conjunto, ningún disco de estos dos monstruos me llena al completo como los realizados con Tony.

    Toda la era Tony está por encima de 8 y este Cross es un 9 como una catedral.

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    1. ajjajaajja... Menos mal que tú me entiendes...jajajaj. No, en serio, nos salvamos que por aquí no nos lee nadie, sino, ya me tenían cerrado el chiringuito..jajjajaj..

      A mí es que me encanta la etapa Tony Martin. Y, muy especialmente, este Cross Purposes. Me parece un Sr Disco, así con mayúsculas iniciales. Nunca entendí por qué machacaron tanto a este tío, si es que no se puede cantar mejor. Un vocalista que maneja cantidad de registros, podía cantar todo el catálogo de Black Sabbath sin problemas. Muy técnico, y ojo, muy cálido y expresivo. Se le puede criticar por muchas cosas, pero no creo que se pueda decir que era un mal cantante. Muy digno.

      Hay quién dice que, al parecer, la voz le petaba en directo, especialmente, en la época de este Cross Purposes. Que empezaba muy bien los conciertos, pero que, contra el final, se le rompía la voz. Hay un video en directo (Cross Purposes Live) que dicen que ahí se nota que a medida que avanzaba el concierto se le va cascando la voz. El caso es que, al final lo echaron porque no vendían discos con él y, como pasaba con los grandes dinosaurios de esto. los fans más acérrimos nunca van a aceptar que otro ocupe el lugar de sus ídolos. Y no hay nada que hacer con eso. Ozzy fue el primigenio, el que creó la criatura, y punto. Pero eso no quita que con este Tony Martin grabaron unos señores discos.

      Fíjate que hasta el Geezer Butler decía que este Cross Purposes era uno de los mejores discos que habían hecho. Bueno, más bien lo decía hace bastantes años, ahora ya no lo ha vuelto a decir..jajjajajajj...

      Como digo en el reportaje, tanto Ozzy, Dio, como Martin, dejaron su huella y son merecedores de tener su reconocimiento. Y este Cross Purposes, para mi gusto, está entre uno de los mejores discos de heavy metal de los 90. Y dentro de Black Sabbath estaría entre los mejores como discos completos, sólidos y maduros. Hay una elaboración exquisita en este disco. Solo tiene dos defectos, bueno más bien tres: no está Ozzy, tampoco está Dio, y no tiene un temazo, un hit ganchero y comercial, como eran, por ejemplo, "Paranoid" o "Children of the Grave" con Ozzy, y con Dio, la de "Neon Knights", entre otras... Salvo eso, yo no lo veo ningún mayor problema...

      Gracias por pasarte y venir a recordar a Tony Martin....Saludos.

      PD: Dejo para más adelante el Forbidden, que no es tan malo como dicen...

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