Con la entrada en 1992 de John Bush para grabar Sound of White Noise, parecía que la jugada de Scott Ian había funcionado. Bush había dado una nueva identidad a Anthrax, y ahora, por fin, parecían preparados y dispuestos a dar el salto definitivo al mainstream. Pero el efecto Bush solo duró un disco, y la banda cayó en una deriva musical y artística que acabó relegándolos a un plano casi residual. Para recordar los años de John con los neoyorquinos os invito a prepararos para: expediente x John Bush; sus años en Anthrax; de la sorpresa al olvido...
¿Qué diablos pasó con esta gente en los 90? Parecían los únicos capaces de todo el Big Four de saber adaptarse y transformar su sonido para seguir siendo actuales y modernos. Ese Sound of White Noise, de 1993, fue toda una jugada maestra. Un álbum contemporáneo, que los reinventaba y los volvía a enchufar a la nueva década para el metal.
Nadie daba ya un duro por ellos. Anthrax parecían acabados y muertos. Siempre que llegaba la hora de demostrar sus capacidades, acababan mordiendo el polvo. Así había sido siempre, ya desde los tiempos de State of Euphoria, su primer match ball, había sido un tiro fallido. Volvieron a tener una segunda oportunidad en 1990 con Persistence of Time, un mejor disco, más serio y oscuro, pero tampoco significó un cambio en su cruda realidad: la de ser una banda siempre segundona y a remolque de los demás.
Las culpas empezaron a recaer en Joey Belladonna. Scott Ian y sus chicos se empecinaron en pensar que con el ascendente de la tribu india iroquesa no iban a ninguna parte, y que este, era el culpable de que estos locos de New York nunca consiguieran alcanzar el estrellato. Las cosas entre ellos cada vez se fueron torciendo más, hasta que la situación se hizo insostenible. Las fuertes adiciones de Belladonna tampoco ayudaban en nada, y entre ellos se hizo un muro de silencio. Era el fin de la era clásica de Anthrax para lanzarse al vacío con John Bush, el vocalista de los Armored Saint, que pudo ser, ojo con esto, el cantante de los Metallica (se le ofreció en el puesto en 1980), pero que, finalmente, declinó la oferta, y eso que Hetfield no se veía seguro de poder llevar el micro en los incipientes The Four Horsemen.
Un hombre, este John Bush, que hizo un pan con dos tortas. Dejó a sus colegas heavies de Armored Saint para comerse el mundo (pensaba) con los Anthrax y, al final, lo que se comió fue una torta como un piano. Ni hizo carrera con unos ni con otros. Lo que más duele es pensar que pudo tener su vida resuelta con los Metallica, y dejó pasar la oportunidad de su vida.
Para la vieja guardia Joey Belladonna siempre será el cantante de Anthrax (para mí también) y lo de Bush fue un espejismo, una moneda que cayó solo una vez cara, y el resto, siempre fue cruz. Un boleto de lotería premiado de puro azar. La suerte del principiante.
Los de Island Records, su anterior disquera, había sido absorbida por Polygram para firmar un contrato de 10 millones de dólares con Elektra (5 álbumes a 2 millones cada uno) y así lanzar Sound of White Noise. Desde luego, no desaprovecharon la ocasión. SOWN, es un gran disco. ¿Cómo se actualiza un sonido de una banda clásica de thrash para afrontar los 90 y seguir siendo vigentes? Pues la respuesta es muy clara: haciendo un SOWN... ahí estaba la fórmula mágica. Es una gozada ver cómo los Anthrax sonaba modernos, pero sin perder su sonido. Algo que le pasó a muchos de sus colegas de profesión. Todavía muchos siguen buscando esa llave perdida que había encontrado Anthrax. Aquí habían logrado unir a sus viejos fans con los nuevos cachorros del grunge, obrando el milagro de que la obra gustase a unos y a otros.
Todo en SOWN fue un acierto. La producción refrescante de Dave Jarden, que venía de trabajar con gente como Alice in Chains y Jane´s Addiction, supo conectar con el background de Anthrax y readaptarlos al sonido de los nuevos 90. Los de Charlie Benante sonaban vanguardistas y rejuvenecidos. Temas como la de "Only", una de las mejores y mayores himnos que grabó Bush con ellos, se convertiría en uno de los trallazos de la banda que hasta le llegaría a molar al propio Hetfield, diciendo que le parecía "la canción perfecta del metal".
Anthrax sonaban oscuros, pesados, pero modernos. El disco combinaba un Twin Peaks musical, con cortes más alternativos y góticos como en la de "Packaged Rebellion" o "Hy Pro Glo". Siendo todo esto muy claro en una de las más arriesgadas de todo el trabajo "Black Lodge". Lo más increíble de todo es que nada parecía forzado y la banda sonaba totalmente renovada. El tío John parecía hecho para los Anthrax... ¿Cómo lo habían conseguido?. ¿Quizás la voz de Bush, más raspada y roquera, era la que había obrado el milagro, y poder así los Anthrax dar ese giro en su sonido?.
Sinceramente, no lo sé. Bush contra todo pronóstico lo había conseguido. Belladonna parecía un recuerdo del pasado, y Anthrax preparados para conquistar el futuro. El disco fue un éxito, llegando al puesto 7 del Billboard, el mayor alcanzado por la banda, y todos se las prometían muy felices. Pero, parece que la alegría en la casa del pobre siempre dura poco y, tan solo dos años después, volvieron a darse de bruces con su cruel destino: ser siempre una banda de llorones: los llorones del Big Four.
Tras el éxito rotundo de SOWN, llegó un absoluto fracaso en 1995 como el siguiente, Stomp 442 y, cuando los Anthrax tenían que ofrecer la continuación y consolidar el paso dado, otra vez el regreso a la casilla de salida. El efecto Bush parecía desvanecerse y la inspiración evaporarse del interior de la banda. Ian y Benante, incomprensiblemente, deciden lanzarse desenfrenadamente a lomos del groove y convertir su sonido en un amasijo de chatarra, una auténtica bola como la de la portada, donde todo volvía a ser confuso y caótico. Ya no había esa variedad ni frescura en las canciones. Mucha paja y poco grano. Parecían una banda navegando sin un plan de ruta claro. No sé si es que la sorprendente salida de Dan Spitz (el solista a las guitarras) para ser relojero (su verdadera pasión) les afectó mucho, (que hasta tuvo que un mismísimo Dimebag Darrell (DEP) echarles un cable), que los Anthrax se convirtieron en una copia mala de los Pantera.
No todo es una mierda en el disco, tiene cortes potentes como la primera, "Random Acts of Senseless Violence" o, la segunda, "Fueled", pero a partir de aquí todo es un despropósito y un viaje a ninguna parte. La banda en su descargo comentaría que el álbum había sido abandonando sin ningún interés por parte de los de Elektra, los cuales habían despedido a mucho de su personal y, los que quedaron, no les importaba un pimiento los nuevos Anthrax. Todo esto restó credibilidad al grupo y, sobretodo, confianza en si mismos, lo que provocó que a finales de los 90 entraran en un campo de pruebas. Si lo tenían muy fácil, el camino correcto estaba en la música del SOWN. Esa combinación de metal, grunge, gótico y experimentación que tan bien les había funcionado...
Habían echado al Belladonna pensando que con Bush habían encontrado al nuevo mesías, y ahora, ni con uno ni con otro el motor carburaba. Dicen que en tiempos de dudas, lo mejor es apostar por lo clásico. Pues Anthrax siguió tirando por el camino del medio, y se lanzan con un tercer intento llamado Volume 8 - The Threat Is Real, a ver si a la tercera iba la vencida.
Después de un flojísimo Stomp 442 (era difícil hacerlo peor), lanzan en 1998 su tercera placa con el bueno de Bush para jugárselo todo al número 8. De bola de chatarra a bola de billar (la cosa iba de bolas), donde algo parece que habían mejorado. Los Anthrax seguían experimentando no se sabe muy bien con qué, pero los temas parecían mejores. Confiaron para la producción en un antiguo roadie de la banda, Paul Crook, que había sido técnico de guitarra del Dan Spitz, y el disco se abría algo mejor con una incendiaria y explosiva "Crush", que parecía dar a entender que los raperos de New York habían recuperado la inspiración de nuevo.
"Catharsis", la segunda del disco, todavía estaba mejor, y el motor que parecía gripado, parecía recuperarse. Lo malo es que a partir de la tercera, "Inside Out", el escape parecía volver a petardear y algún filtro del interior del grupo daba la sensación de estar obstruido, que todo empezaba a ser una película que ya habíamos visto. Con todo, creo que en este Volumen 8 - The Threat is Real, la banda había mejorado y recuperado un poco el espíritu del SOWN, haciendo un trabajo más coherente y cohesionado aunque, sobrante de muchos temas, 15 cortes daban una duración de más de una hora de música que hacían que el disco se hiciera muy pesado y largo. No había chicha para tanta limoná, y el trabajo, aunque algo mejor, tampoco acabó despertando mucha expectación.
Perro flaco todo son pulgas.... Para colmo de males, cambian de discográfica, fichando por los independientes de Ignition Records, los cuales terminan yéndose al garete. Anthrax se volvían a quedar tirados. El primero, Elektra, no quiso saber nada, y estos de Ignition cerraban las puertas en bancarrota total. Malas jugadas que no los ayudaban en nada. La banda no pasaba por un buen momento y, aún por encima, tampoco tenían apoyo de ningún sello.
Las desgracias nunca llegan solas... que, a pesar de este Volumen 8 - The Threat Is Real ser mejor disco todavía cae más abajo que el Stomp 442 (que ya era difícil) y solo alcanza el puesto 118 del Billboard. Una posición irrisoria e indignante para una banda del calibre de Anthrax.
Ahora sí, el efecto Bush olía a petardazo y el fantasma de Belladonna empezaba a sobrevolar al grupo. El indio iroqués que había sido despedido, parece que cada vez tomaba más fuerza y los gritos de los fans cada día eran más fuertes pidiendo su vuelta cuanto antes a la banda.
Anthrax entró en un periodo de reflexión. Tenían que replantearse las cosas, y el grupo no sacó material hasta 2003. Ian empezaba a tener dudas sobre las capacidades de Bush, y que este hubiera sido una buena jugada. La oferta de haberle ofrecido el puesto de frontman principal se estaba convirtiendo de sorpresa a pesadilla...
Estaba claro que el experimento John Bush cada vez se parecía más a un polvo de verano, que a una relación que valiera la pena. La cosa había llegado al extremo que los Anthrax contactaron con Belladonna durante el año 2000 para que ambos hicieran una gira conjunta, aunque este acabó rechazando la oferta.
Los Anthrax con John Bush, años 90 |
Anthrax parecían estar malditos, todo lo que tocaban se iba al garete y no funcionaba. El mal de ojo los había visto... Estaba claro que el fichaje de John Bush estaba acabado. Aún así, todavía gastaron un último cartucho y en 2003 editan un último disco con el ex-Armored Saint. We´ve Come For You All, fue la última bala del californiano para los creadores de Among the Living. El disco fue editado en Europa por Nuclear Blast, pero en los USA, fueron los de Sanctuary los encargados, otro sello que también se iría a la mierda. La mala suerte con las discográficas continuaba y nada parecía hacer cambiar los designios de esta gente.
Tras años de dudas y replantearse su futuro, We´ve Come For You All, parecía un intento más sólido y centrado. El problema es que el que había maravillado a todos con sus voces en aquel Symbol of Salvation de los Armored.. ya se había perdido la confianza y la banda ya no creía en él. Supongo que todas sus esperanzas estaban en regresar a lo seguro, recuperar al indio iroqués Joey Belladonna y volver a confiar en lo que les funcionó en el pasado, aunque, su sueño de convertirse en una banda de masas estaba claro que se había esfumado.
We´ve Come for You All los presentaba haciendo un mejor equilibrio entre la pesadez del groove y un toque más melódico. Una especie de hard rock metalizado, y en el que también, volvieron a contar con la ayuda del Dimebag Darrell (DEP) a las guitarras (amigo inseparable de ellos) y con un Roger Daltrey de los The Who que puso su voz en uno de los temas. Pero nada parecía funcionar que, a pesar de recibir buenas críticas en general, el disco resultó otro fiasco comercial posicionándose en un muy discreto puesto 122 del Billboard, ni llegando tan siquiera a entrar en las listas británicas del UK Albums Chart.
El futuro de Anthrax pintaba muy feo, incluso llegaron a barajar cambiar de nombre, a ver si así la cosa levantaba vuelo. La desesperación se apoderó de la banda, y empezaron a producirse las primeras deserciones. Frank Bello, su bajista, saltó del barco para unirse a los alternativos de Helmet, y tanto Ian como Benante empezaron las negociaciones con Belladonna para volver a repescarlo al grupo.
Nada de eso fue tarea sencilla, el iroqués se resistía a entrar en la formación, y la banda pasó posiblemente por su época más dura y difícil. Entradas y salidas de miembros se sucedían sin parar y el grupo parecía no encontrar el camino correcto. Despedirían al Bush para probar con un tal Dan Nelson, que resultó ser otro fracaso e, incluso, volverían a repescar al ex- Armored Saint para volver a cantar con la banda desde el 2009 al 2010.
Finalmente, los del condado de Queens consiguieron oficializar el regreso de Joey Belladonna y, para junio de 2010, el que había puesto voz al Spreading the Disease, ya estaba con ellos compartiendo escenario con Metallica, Megadeth y Slayer, en ese mítico concierto celebrado en Bulgaria, llamado "The Big Four; Live from Sofia".
Bello, Bush y Ian |
Ahora ya todo estaba en su sitio, los fans más clásicos era lo que querían, y Anthrax dispuestos a resurgir de sus cenizas con un bastante bueno décimo disco, Worship Music, que los volvía a poner en los primeros puestos de las listas, hasta llegar a ser nominados a los premios Grammy con la canción "I´m Alive".
Así de esta manera acabó la aventura de John Bush con Anthrax. Parece increíble que un tipo como Bush, que era compositor y venía de unos medianamente exitosos Armored Saint acabara tan desdibujado y casi como un proscrito. A mí a día de hoy me sigue pareciendo todo un expediente X su trayectoria con Anthrax. ¿Cómo una persona que debutó con ellos con un disco tan bueno como SOWN, acabó diluyéndose y convirtiéndose en una mala caricatura de lo que fue?.
Tampoco creo que sea de justicia cebarnos mucho con tío Johnny. Seguramente, él no fue el único culpable del desastre discográfico que sufrieron. Creo que su entrada fue, en un principio, beneficiosa. Cambiar de cantante en una banda tan clásica siempre es una jugada arriesgada. Pero, sinceramente, creo que el tío John aportó sangre nueva y, en un primer momento, un soplo de aire fresco al grupo, en una época en la que los retos y desafíos que les esperaban eran complicados. Hay que reconocer que los fans clásicos de Anthrax no se lo pusieron nada fácil, tampoco unos años de hierro para el heavy, más la mala suerte con los sellos discográficos y sus luchas de poder internas hicieron el resto.
John Bush fue claramente de más a menos, y su paso tiene más sombras que luces. Cuatro discos editados: el primero muy bueno, dos regulares y uno malo. Poco bagaje me parece para un artista como él, al que se le suponía mucha más calidad de la que finalmente demostró.
John Bush y Joey Belladonna |
De todas formas, según el propio John Bush, este dice que hizo cuatro discos geniales con ellos y, para muchos fans, su etapa fue muy buena, incluso la mejor para algunos (para gustos colores). Está claro que no se contenta quien no quiere. Para los chavales que los descubrieron en los 90, prefieren a Bush, en cambio, la vieja guardia se suele quedar con Joey... Yo creo, humildemente, que los Anthrax cuando mejor han funcionado ha sido con Belladonna, los datos están ahí, y es evidente que cuando este regresó el grupo volvió a estar arriba.
MI sensación final es que si bien a mí me gusta más Belladonna, voz más clásica y ochentera, creo que no supieron aprovechar la baza Bush, que se prestaba más para las sonoridades de los 90. Un vocalista poderoso, de voz más grave, quizás más versátil, de empaque y buena planta al que no le sacaron el jugo necesario. Por mucho cantante que tengas, sino hay buenas canciones no hay nada que hacer. Y Anthrax, o bien no pudieron o, tal vez, no supieron hacerlas... El expediente X John Bush continua...Hasta la próxima, amigos.
Bueno, Anthrax.... aquí voy a decir herejías para mucha gente, pero como no nos leen jijiji.
ResponderEliminarPrimero, fue mi primer vinilo (el State), y creo que junto con Megadeth, han sido de la primera hornada de trash, los que más me han gustado siempre... bueno, siempre no. Hubo un período, exactamente desde el primer disco con Bush hasta el segundo o tercero tras la reunión con Belladonna, o sea, casi todo desde 1993 hasta hoy, que no me ha gustado, por distintas causas. Después de SOWN, yo también esperaba que repitieran fórmula, y creo que lo intentaron, pero no les salió nada con John. Absolutamente nada.
La vuelta de Belladonna, pues ni frío ni calor. Si que es verdad que parecen haber vuelto un poco a su etapa mas gloriosa, pero sin llegar a firmar un disco "redondo" otra vez, que les ponga totalmente en el candelero. Canciones sueltas sí, pero discos completos, pues no.
La etapa de Bush creo que pudo haber sido muchísimo mejor, pero las circunstancias y las musas no estuvieron de parte de los neoyorkinos por aquel entonces. Mal el mercado con el groove de Pantera y los de las camisas de cuadros, mal las discográficas y cambios de personal, y sobre todo, malos discos.
Hay mas casos de Expediente X... alguien pensaba que Badlands no llegarían a conseguir absolutamente nada después de un primer disco brutal y con un montón de gente top en cada uno de los instrumentos?... yo desde luego no.
La etapa Bush me sigue pareciendo todo un Expediente x. No me explico cómo de un disco tan bueno como el SOWN, que parece que eran capaces de sobrevivir al Belladonna y reinventarse para adaptarse a los años 90, después editaron un disco tan flojo como fue el Stomp 442. Si lo tenían ahí, la fórmula estaba en ese Sound of White Noise, que les salió un disco moderno, vanguardista pero, que al mismo tiempo, seguían sonando a ellos.
EliminarEs cierto que mejoraron un poco con el Volume 8, pero nada demasiado comparable a lo que habían conseguido, y acorde con la calidad que se le suponía al John Bush. Lo de este hombre es un caso muy extraño. A partir del SOWN, solo sacaron alguna canción suelta buena, pero poco más. Discos irregulares, muy aburridos, sin chispa alguna. Se les apareció la virgen en ese SOWN, y se acabó...
No les quedó más opción que repescar al Belladonna a ve si así remontaban algo el vuelo, y lo cierto es que mejoraron bastante. Ya nunca más fueron esa banda de los 80, pero por lo menos sacaron un bastante competente Worship Music, que los volvía a presentar con un álbum más sólido y con mejores temas. El problema que tuvo siempre esta gente es que nunca fueron capaces de reventar en condiciones. Cuando se enfrentaron a la hora de la verdad siempre acabaron pinchando.
Su primera bola de partido fue con el State of Euphoria, que no fue el bombazo que necesitaban. Un buen disco que se quedó un poco en un pudo ser y no fue. Y después tuvieron una segunda oportunidad con SOWN, que parecía que ahora era su momento, pero sacaron Stomp 442, que aquí creo que fue donde perdieron el caballo definitivamente...
Tienes razón que hay muchos casos de Expedientes X, (Badlands es un buen ejemplo) pero este del John Bush me parece muy significativo. Anthrax banda que estuvo ahí, pero al final, se quedaron en las puertas...
Tú también eres un Expendiente X, pero en el buen sentido..jajajajja... Gracias maestro por pasarte siempre por aquí. Saludos, JCSG!!!!