lunes, 13 de octubre de 2025

¿Se está muriendo el Heavy Metal? ¿Es cierto que el final del metal se acerca...?


Me gustaría deciros que no, que nunca os preocupéis, que el heavy metal nunca morirá, pero a medida que voy cumpliendo años ya no lo tengo tan claro. Dicen que según vas haciéndote mayor cada vez vas creyendo más en Dios, como ese ser salvador, que algún día te rescatará y te librará de esa última voluntad. Pero...¿El heavy? ¿también alguien lo salvará o perecerá para siempre dentro de alguna tumba en un cementerio y su recuerdo quedará ahí enterrado para la eternidad...? El tema se las trae y, seguramente, nadie sepa con seguridad qué pasará. Mientras, nosotros, desde aquí, sí podemos hacer una pequeña reflexión a pecho descubierto, entre amigos, para ver dónde está y a dónde puede ir...¿Se está muriendo el heavy metal? ¿Es cierto que el final del metal se acerca...?

Llevo escuchando esta cantinela desde que empecé en esto del heavy allá por 1990. Ya se barruntaba eso de que el heavy estaba muerto y que en algún momento desaparecería. El caso es que ya han pasado 35 años y la cosa todavía aguanta. Con sus bajones y puntos álgidos, por supuesto, pero si algo ha demostrado el heavy metal es una profunda resiliencia y una capacidad de adaptación brutal.

Cuando surgió todo lo del grunge a principios de los 90 muchos pensaron que ahora sí había llegado la hora de cavar la tumba del heavy metal. La década noventera fue muy dura para el heavy clásico. Muy pocas bandas aguantaron y la mayoría desaparecieron o acabaron deambulando como nómadas mugrientos, buscando limosna en medio de un desierto inhóspito que no mostraba clemencia ni por ellos ni por nadie. La industria musical les dio la espalda y, sin apoyo de televisiones, radios y de la prensa, el futuro del heavy parecía sentenciado. Ya lo contaba no hace mucho el propio Wolf Hoffmann, de los Accept, uno de los arquitectos de todo esto y una de las personas que más sabe de esta música, comentaba: "No creíamos que el heavy metal fuera a volver a sobrevivir..."-fijaros como estaba el patio-.

En cambio, otros dicen que la cuestión no es esa, sino, ¿habrá futuro sin heavy? o ¿si al final muere el heavy, habrá sustituto...? ¿con qué se sustituirá...?.

Interrogantes y más interrogantes, preguntas para las que yo, lo siento, no tengo respuesta. Lo que sí es cierto es que lo que muchos vaticinaban en los 90, de que el heavy tenía las horas contadas, se equivocaron completamente. El heavy no solo no murió, que se diversificó todavía más y surgieron nuevos subgéneros y estilos: ahí tenéis al black metal, nu-metal, metal industrial, folk metal, metalcore, groove metal.. etc.. y, dentro de todos esos subgéneros, nacieron otras divisiones y así sucesivamente... No conformes con eso, con el cambio de década, siglo y de milenio, entre 1998 y 2002, por algún motivo, el heavy metal volvió a estar vigente otra vez. Si alguno pensaba que el féretro del heavy metal estaba hundido y bien enterrado, se tuvo que llevar una buena sorpresa porque cantidad de bandas clásicas, y no tan clásicas, vivieron una segunda juventud. 

La vuelta de Bruce Dickinson a Maiden, con aquel celebrado Brave New World, hizo, de alguna forma, de espoleta para que muchas otras se sumaran a esa nueva venida. Los ejemplos están ahí: el dios del metal, Rob Halford, edita otro pepinazo llamado Resurrection. Megadeth sacaba The World Needs a Hero. Los alemanes Grave Digger, otra banda clásica, publicaban uno de sus mejores discos, Excalibur... y así fueron volviendo de su travesía en el desierto la mayoría de grupos...  



Era un hecho totalmente comprobable, que el heavy metal clásico seguía vivo. Pero, apreciados amigos, antes de eso ¿qué pasó en los 70 y 80?, también surgió el mismo dilema. Yo no lo viví, cierto, pero según las crónicas, a finales de los setenta, con la merma de vacas sagradas como Led Zeppelin y Deep Purple, los mismos fantasmas aparecieron como emisarios fatales del fin del rock. Cuando todo parecía perdido, el rock siempre encontró una salida... del hard rock, al heavy metal, a la NWOBHM, y, de estos, al thrash, después el death y así, sucesivamente, se iba sorteando la mala suerte. Si tocaba a retirada, enseguida aparecía un sustituto, que daba otra vuelta de tuerca y mantenía viva la llama del heavy.

Si habláis con otras personas sobre el tema, dicen que: "El heavy metal no morirá, porque siempre estuvo muerto..." y otros: "Que el heavy metal no está muerto, que sigue de parrranda..." En fin, como veis, hay respuestas y opiniones para todos los gustos. Incluso hay quién dice que: "Si el heavy nunca va a morir, es porque no merece seguir vivo..." Bueno, podríamos seguir así, con miles de afirmaciones como estas, pero nunca llegaríamos a ningún lado: ninguna de ellas nos soluciona nada...

No será más bien, ¿que el heavy metal lo quieren matar o destruir, y que lo llevan intentando desde sus comienzos?. Aquí entramos en el mundo de las conspiraciones, del que tanto soy fan, donde grupos sociales, políticos, religiosos, de cualquier índole, muy poderosos y crueles, que siempre vieron al heavy metal como una amenaza contra sus valores morales y sociales, han maquinado siempre en la sombra su oscura cruzada contra todo lo que representa el heavy metal. Claro está, todavía, sin conseguirlo, fracasando estrepitosamente en su empresa. Aunque, algo de daño siempre han hecho: censura de portadas, prohibición de conciertos, veto en determinados eventos, bulos y desprestigio constante... todas las trabas posibles para tratar de arrinconarlo y destruirlo. Una forma de carcomerlo desde dentro y desde fuera, por activa y por pasiva, para dar una impresión de que el heavy estaba acabado, y así cundir el desánimo en los que todavía creían en él.



El heavy metal al ser un expresión artística y musical cuesta mucho creer que llegue a desaparecer por completo. Se puede matar a una persona, a un ser de carne y hueso, pero nunca una idea, un pensamiento o un ideal. Pero sí parece muy posible que quede como algo muy residual y delimitado para unos pocos. Hay un paralelismo que, en cierta manera, lo podemos asociar al punk, como ejemplo muy claro de movimiento musical/cultural que irrumpió con fuerza a mediados de los 70, pero que acabó barrido y arrinconado en un gueto totalmente marginal.

Los dos movimientos compartían una idea común: ese anhelo de libertad, de rebeldía y lucha contra el poder establecido. Una generación de chavales que veían en esos estilos una forma de combate. Una manera de cambiar el mundo y de salir de sus miserables vidas... Ya lo decía el fallecido Natxo de los eternos Cicatriz: "Creo que la mejor manera de luchar contra todo es el rock and roll".

El problema es que los jóvenes de hoy se han aburguesado y acomodado, parece que están adormecidos, unos conformistas que se pudren dentro de sus muros de hormigón jugando a la Playstation... Ahora parece que todo el mundo vive bien, que tiene dinero, que no hay ya nada de lo que preocuparse, ni por lo qué luchar.. Las grandes bandas están gastadas y viejas, y no se ve un relevo claro por detrás. Si no hay nuevos gurús y alguien que pueda sacudir la higuera otra vez, puede que la idea inicial del heavy haya que refundarla de nuevo. 

Da la sensación de que estas nuevas generaciones de chavalería están aletargados y resignados, sin ese espíritu de batalla que sí había en los 70/80. Y es ahí donde puede que esté el problema. Si no hay objetivos contra los que luchar, ¿qué sentido tiene el heavy metal?, sería un perversión del estilo. Esa música ya no tendría ningún cometido. Será absorbida por el sistema, acabando así con su filosofía de vida rebelde y contestaria. El rock es actitud (que no tanto aptitud), y sin ella, no hay rock, su vida no tiene razón de ser y, por lo tanto, morirá...

El otro día leí un artículo muy interesante que decía que el heavy iba camino de ser cada vez más minoritario y marginal como fue en sus inicios. Lo que plantea la idea de refundación necesaria para que el estilo vuelva a nacer y cobrar sentido. Ahora todo el mundo tiene una banda o toca un instrumento, que no quiere decir que sea malo, pero sí que produce un peligroso saturamiento del mercado, al haber una sobreoferta, y poca calidad, lo que se traduce en un aburrimiento del oyente. En la actualidad se ve el montar un grupo heavy como una forma de negocio y de solución de vida. Entrando en la rueda del capitalismo, de consumo salvaje para facturar billetes. Cuando el objetivo de una banda de heavy debería de ser todo lo contrario: "No es tocar fuerte para sonar duro, es tocar fuerte para cambiar el mundo..."

En mi opinión el heavy debe de ser útil y valer para un propósito, no solo como satisfacción personal pasajera y monetaria, porque entonces quedará recluido para cuatro nostálgicos que pincharán sus vinilos dentro de algún garaje los domingos por la tarde.  A lo mejor, no es que esté muriendo el heavy, sino que, lo que le ocurre, es que está mayor y viejo. Yo siempre digo lo mismo, para mí la innovación y frescura acabó con los primeros 2000. A partir de ahí se ha estado viviendo con los presupuestos prorrogados desde entonces, unos 25 años estirando el chicle, a la espera de que surja "algo". Una nueva vuelta de tuerca, un nuevo mesías que baje a la tierra y nos muestre el nuevo maná. Un nuevo Kurt Cobain que nos despierte de este acomodamiento que parece haber contraído el heavy metal actual. 

De momento, seguimos aquí, aguantando, resistiendo, a la espera de que en el algún momento salte la chispa y todo se encienda de nuevo. El problema es: ¿cuánto más podremos aguantar?... que no nos ocurra como al polvorilla, que de tanto aguantar murió de cirrosis, y, su hermano, que iba a su entierro, lo detuvo la policía... ¿Somos la generación que verá morir el Rock...?, esperemos que no... Hasta la próxima amigos.

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