sábado, 10 de mayo de 2025

Asphyx - Asphyx: poderío death desde los Países Bajos...


En 1994, cuando el death metal comenzaba a diversificarse y el doom tomaba caminos más melódicos, Asphyx lanzó uno de sus trabajos más crudos y personales. Sin Martin van Drunen al frente, la banda apostó por una pesadez aún más asfixiante con Ron van Pol como nuevo vocalista. Así nació el homónimo y brutal Asphyx, una declaración de principios desde los Países Bajos, que os animo a descubrir si no lo habéis hecho ya...

1. Prelude of the Unhonoured Funeral (03:54)
2. Depths of Eternity (07:03)
3. Emperors of Salvation (05:00)
4. 'Til Death Do Us Apart (06:18)
5. Initiation into The Ossuary (09:50)
6. Incarcerated Chimaeras (05:03)
7. Abomination Echoes (02:44)
8. Back into Eternity (06:44)
9. Valleys in Oblivion (07:16)
10. Thoughts of an Atheist (05:24)

Produced by: Andy Classen
Century Media Records, 1994

Asphyx en 1994 (Eric Daniels, centro)
Este disco de los Asphyx igual no es el mejor álbum para descubrir a esta banda. Yo doy por hecho que la mayoría de vosotros ya los conocéis y, aunque no estéis muy metidos en el death metal, a casi todo el mundo le suena esta banda o ha escuchado algún tema aunque sea de refilón de este neerlandeses. De todas formas, tranquilos, porque si bien, como os digo, este elepé no sería la mejor opción para descubrirlos, si me parece uno, sino el mejor, trabajo de toda su discografía. 

Como todo buen disco maldito y repudiado como es este, siempre alberga algún pecado oculto o capital que lo marca y lo hace ser merecedor de tal malvado galardón. Uno de ellos, es que ya no estaba su vocalista inicial el Sr. Martin van Druner que fue sustituido por Ron van Pol, lo que, unido a que sólo quedaba en la banda el guitarrista Eric Daniels, para muchos estos Asphyx ya no eran merecedores de seguir llevando ese nombre. Si esto fuera poco, en este disco adoptaron otro enfoque más lento y doom, lo que acabó por desterrar y repudiar a este álbum dentro de su discografía.

Es un disco que se puede afrontar de dos maneras distintas y opuestas: Como un cierre o final de una etapa o, también, como el inicio de otra nueva. Por vuestras mentes puede estar volando la imagen de un disco transición y/o bisagra, que hace de puente y conecta el pasado con el futuro. Tampoco sería una mala visión, pero yo me voy a decantar por tomarlo como un trabajo aislado y aparte dentro de su universo. Así creo que es como más luce y en donde todos vamos a estar más cómodos.

Contraportada CD Asphyx, 94
Con lo que hay que tener cuidado es de que hablamos de una banda de los Países Bajos, con todo lo que eso conlleva. Una escena más tapada y especial, con ese encanto de no ser un país que esté metido dentro de las grandes ligas del death metal, lo que puede ser un problema para algunos o, para otros, ser todo un aliciente. La banda más famosa que salió de ahí, posiblemente sean los Pestilence. Un grupo de absoluto culto y que goza de un gran prestigio y reconocimiento, pero fuera de ahí no hay mucho más. Después, en los principios/mediados 90 surgirían un ramillete de bandas que alcanzaron cierta fama como fueron los Gorefest y Sinister como dos de sus grupos más famosos. Por el medio, y digamos en un escalón más underground, tenemos a unos más progresivos y técnicos como son los Phlebotomized

Ya lo hemos comentado en muchas ocasiones lo que pasaba en la escena death metal en 1994, las pocas que aguantaban habían caído en el embrujo mortal del death 'n' roll de Entombed, el groove de Pantera, o se había suavizado hacia terrenos más melódicos y góticos. Lo bonito y curioso de este Asphyx es que optaron por una transición hacia un sonido más lento, pero igual de oscuro y denso, que para nada los convertía en un grupo comercial ni más accesible. Habían sustituido ese ataque feroz de sus inicios, por una poderosa y tupida atmósfera de desolación que llevaba a la banda a otro nivel de musicalidad. Para mi gusto, este es el disco en donde alcanzaron le mezcla que más me gusta en el death metal, y es cuando tiene ese punto de equilibrio con el doom, creando un híbrido a caballo entre los dos, totalmente fundido y cremoso.

Edición casete Asphyx, 94
Normalmente, lo que me gusta a mí acaba siendo un gusto minoritario, por lo que esta nueva reencarnación o presentación como banda, acabó siendo despreciada y denostada. Donde la gente ve comercialidad, yo veo evolución, madurez, un nuevo salto a otro nivel. Pero la gente quiere lo clásico, lo crudo y visceral como eran sus dos primeros discos. El de culto de la escena neerlandesa como fue su debut The Rack (91) y el Last One on Earth (92), ambos ya clásicos del death de las tierras de los tulipanes y molinos de viento. Dos álbumes llenos de maldad, satanismo y agresión. Discos que se grabaron en otro contexto y situaciones. Era 1991 y el death continuaba siendo el rey y jefe absoluto de los sonidos extremos. 

Asphyx era su tercer disco, un álbum que quedó marcado para siempre sobre todo por el relevo en las voces de un desconocido en la escena llamado Ron van Pol que se encargó del micro y del bajo en la ausencia de un añorado Martin van Drunen que había dejado el listón muy alto. Una losa muy grande y pesada que hizo decantar la balanza por el lado contrario.

Los fans quedaron muy marcados por los gritos del Martin van Drunen, pero lo cierto es que las cosas con él no iban nada bien. El ambiente se había enrarecido en la banda ya con su anterior trabajo, Last One on Earth, cuando prácticamente no coincidían juntos en las grabaciones del disco. Tanto fue así, que el batería original Bob Bagchus y también uno de los fundadores de la banda, decidió abandonar el grupo en 1993, por lo que estos Asphyx quedaron muy desdibujados. Sólo quedó como miembro original el buen guitarra Eric Daniels, significando todo casi como un proyecto en solitario de este hacha. 

Algo que pudo suponer un fiasco de disco y un fracaso total, resultó ser, en mi opinión, su mejor trabajo hasta la fecha y uno de los mejores de toda su discografía. Desde el primer segundo del disco, se aprecia a unos Asphyx cargados de lamentos lentos y arrastrados. Metidos en un pozo abisal, lleno con la misma maldad y ateísmo que habían mostrado siempre, que más que innovar o adaptarse, Asphyx se hundía más en un lodo negro y oscuro.

Una brutalidad más mucho más pesimista y negra. Casi una hora de música con predilección por desarrollos en los temas más largos de lo habitual en ellos, marcando la profundidad y el fondo de manera acertada por el productor del disco. Un Andy Classen que aquí estuvo magistral, sabiendo leer perfectamente el carácter ceremonial y opresivo de los temas. 

La obra es como una procesión lenta e implacable de almas con destino al mismísimo infierno. Campanas de fondo recrean esa sensación de muerte y desolación. Nada se escapa a esas atmósferas llenas de vacío y sin esperanza que salen de la voz de un Ron van Pol que nunca entendí las críticas tan voraces y negativas que tuvo. Puede ser que no tenga el carisma del Martin van Drunen, pero cumple su cometido y se adapta bien a las sensaciones de los nuevos temas.

Asphyx en 1994, Eric Daniels, a la dcha.

Al ser un trabajo tan largo requiere una cierta predisposición y algo de tiempo para pararse con él. Cierta paciencia, y eso pudo ser otro problema más que añadir a esta obra que no se alejaba tanto de sus anteriores discos. La gente venía influenciada por la marcha del Martin van Drunen, y no se paró con el disco. Al empezar a sonar esa instrumental inicial de casi 4 min y seguirla una larga Depths of Eternity los más acérrimos pensaron que esta gente se había metido al doom metal. Nada más lejos de la realidad. El disco era un un poco más doom, pero sus riffs y esquemas eran prácticamente los mismos.

Estos Asphyx no se habían olvidado de meter caña como en la tercera Emperors of Salvation, que podría ir tranquilamente en los dos discos anteriores. Ocurre lo mismo en la siguiente, 'Til Death Do Us Apart, donde la mezcla de death old school con melodías del inframundo se fusionan casi como si el mismísimo Caronte, el barquero del Hades, estuviera detrás de ellas.

Eric Daniels
La recompensa del disco llegaba a todos los que fueron pacientes y en la de Initiation into the Ossuary se encuentra uno de los pilares del álbum. La pieza más negra y morbosa. La mismísima llegada al averno, invocada por unos teclados fantasmagóricos y coros celestiales para darnos la bienvenida al otro lado. 

Otra de las destacadas es Back into Eternity, ese momento tan litúrgico y mágico,  cuando entraban las teclas de un totalmente y desconocido Heike Hanke, que conseguían darle un ambiente de total desolación en perfecta sintonía con la guitarra magistral del Daniels. Cerrando todo esto con una excelente Thoughts of an Atheist que ponía la lápida a un disco que huele a absoluta tumba.

Cuando fue editado, Asphyx no tuvo el impacto de sus predecesores. Muchos fans echaron de menos la personalidad de Martin van Drunen, y la crítica especializada lo trató con cierta frialdad y desconfianza. Tampoco ayudó que 1994 fuera un año prolífico para el metal extremo, con lanzamientos más ambiciosos o innovadores compitiendo por atención.

Con el paso del tiempo, sin embargo, este álbum ha ganado un culto discreto, pero sincero. Muchos lo valoran por su coherencia estética, su fidelidad al death/doom más primario y su capacidad para generar una atmósfera densa sin necesidad de virtuosismos ni excesos.

Portada primer disco The Rack, 91

No es un disco de escucha fácil ni accesible, tampoco creo que pretenda serlo. Es un manifiesto sombrío, un acto de resistencia en una época de cambios. En la discografía de Asphyx, sigue siendo una obra de culto, quizás más apreciada por su honestidad que por su impacto inmediato.

Este Asphyx no os va a seducir con ganchos ni con técnica, sino con un enfoque solemne, más ceremonioso, dentro de una inquebrantable y absoluta oscuridad. Es el testimonio de una banda que, pese a los cambios y las dudas, supo mantenerse fiel a su visión más sombría en una época donde el death metal vivía sus últimos días...

Para algunos, es una pieza menor dentro del catálogo de Asphyx. Para otros, es una joya oculta que merece ser redescubierta. En cualquier caso, su valor reside precisamente en esa postura firme frente al tiempo, a las modas y a la muerte: un bloque sonoro tan sólido como una tumba de granito. Hasta la próxima, amigos.

8/10


6 comentarios:

  1. Buena reseña, aunque me he quedado con ganas de un poco más de profundidad en ciertos aspectos. Asphyx tiene una trayectoria lo bastante sólida como para entrar a valorar más a fondo la evolución de su sonido y cómo encaja este disco dentro de su discografía. Eso sí, aciertas al resaltar la fiereza vocal de van Drunen y el equilibrio entre el death más primitivo y el doom más denso. Quizás hubiera sido interesante mencionar también cómo la producción, aunque potente, puede pecar de algo monótona en algunos cortes. Aun así, se agradece el enfoque sincero y sin florituras. ¡Seguiré atento al blog!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, bueno, no quise extenderme mucho con sus dos primeros discos. Mi intención era hablar más de este Asphyx, que es donde cambiaban un poquito de tercio. No mucho, ojo, porque básicamente es el mismo estilo solo que un poquito más orientado al doom.

      A mí la producción me gusta, la veo bastante bien enfocada para el sonido del álbum. Así como más aguda y como dimensionada. Como con mucho fondo. No sé, a mí me mola como les quedó, creo que le va muy bien al sonido del trabajo.

      La gente añoró mucho al Martin van Drunen, pero para mi gusto el Ron van Pol no lo hizo nada mal. Una voz más cavernosa y gutural, que fundía mejor para este tipo de canciones, que los gritos más desgarradores del Drunen.

      Gracias por pasarte y dejar tú granito a modo de comentario. Si gustas, ya sabes, por aquí andaremos. Un saludo.

      Eliminar
  2. Hunmmm Asphyx me gustan, y en su momento, cuando oí este disco, no estando tan informado yo de las idas y venidas de componentes, no me pareció ni que hubieran cambiado de cantante (entre falta de atención y, sobre todo, los cambios de producción entre discos) ni me di cuenta hasta tiempo después...

    Eso sí, algo mas doom si que se les nota aquí, que no es ni por asomo malo. Había en aquella época en Holanda una creciente horda de Death-doom, con bandas como Celestial Season, primero de The gathering, Orphanage, Etherial Winds, Phlebotomized (estos merecen una reseña, no?)... Unos más doom, otros más death... pero todos bastante buenos.

    El disco está muy bien, pero peca de exceso de minutaje. Haber acortado alguna canción o dejarlo en unos 40 minutos le habría venido muy bien al disco.

    Con todo, un 7 bien merecido para Asphyx.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que eso fue un poco el problema que tuvo esta gente. Demasiados cambios de formación y eso los lastró mucho. Casi a cada disco, cambiaban de line-up.

      A la mayoría de fans no les gustó este disco porque decían que ya no estaba el Martin van Drunen, y que se habían vuelto una banda doom, rollo The Gathering o Celestial Season, y en verdad, eran casi el mismo sonido, death metal old school pero un poquito más orientado al doom que, como comentaba, les quedó muy bien fundido todo.

      Sí es cierto, que igual se hace un poquito ladrillo el disco. No es el típico álbum de 35-38 min que va a saco. Este es un trabajo para degustar con calma y con predisposición. Creo que mucha gente no le dio el tiempo necesario y pasaron de él. Hoy en día creo que goza de mejor consideración. Para mí es el mejor o está entre los tres mejores de toda su discografía. Ese death con toque doom, sin pasarse, es el tipo de death metal que me mola mucho. Que alterna partes lentas con rápidas, así algún teclado de fondo dando ambiente, y también alguna voz o coro en plan cuña.

      Está claro que el death se diversificaba y la escena holandesa se escoraba hacia el doom, pero estes Asphyx aguantaron ahí el tirón bastante bien, sin perder nunca las raíces. Fueron una banda bastante fiel a su estilo. Quitando el God Cries que me parece el más flojo que editaron, el resto tienen un nivel medio-alto, siempre con ese estilo típico de ellos.

      Los Phlebotomized los tengo ahí en la recámara. Lo malo es el tiempo... es que hay tanto que reseñar, que no me da la vida..jajajajaj

      Gracias, JCSG, por aportar siempre con tú buen gusto y ánimo constructivo.

      Eliminar
    2. Gracias a tí por rescatar discos que tenía "olvidados", y entretener mis domingos de trabajo....

      Eliminar
    3. Yo siempre agradecido hacia ti, que has estado ahí desde el principio apoyando esta historia. Esto es todo muy humilde, pero sincero. Sin más pretensiones que hablar de música y compartir nuestras opiniones sin juzgar a nadie.

      Trato de hacer un espacio variado, sin ataduras ni complejos donde todo el mundo tenga cabida. Lástima que no nos siga más gente, pero como se suele decir: somos pocos pero bien avenidos...ajajajaj.

      Venga, llévalo como puedas, que a mí mañana me toca empezar a las 06:00 hs..jajajajj.

      Eliminar

Victory de Running Wild: Los piratas de Rolf Kasparek ante su último saqueo glorioso...

Publicado en el 2000, Victory significó el último gran disco de estos piratas alemanes llamados Runnig Wild . Su último saqueo glorioso, qu...